Una historia que duele y expone la falta de respuesta de la obra social estatal. Camila Herrera, hija de una paciente oncológica, denunció en FM Del Pueblo, la crítica situación que vive su familia por la falta de provisión de un medicamento esencial. Su madre, de 58 años, fue diagnosticada con leucemia mieloide crónica en 2022, pero su cuadro se agravó con una mutación inusual —la translocación 315i— que solo puede tratarse con dos fármacos: uno fue rechazado por su organismo y el otro, Asciminib, es el que OSEF no termina de entregar.
“Estamos aún esperando algún tipo de comunicación por parte de alguna autoridad de la obra social. Ni el fin de semana ni hoy nadie se puso en contacto. Ellos ya están en falta porque era su trabajo traer las cinco cajas”, afirmó Camila, visiblemente agotada por semanas de reclamos.
La situación no admite demoras: su madre necesita una quíntuple dosis diaria, con cinco pastillas a la mañana y cinco a la noche. El tratamiento es de alto costo, pero vital. “Su vida depende de esto y no puede esperar. No sé si creen que son médicos o saben más que la oncóloga de mi mamá, pero la urgencia es real”, cuestionó Herrera.
Indignada, Camila relató que una trabajadora de OSEF le confió que “la paciente podía estar hasta seis meses sin tomar la medicación”, algo que la médica tratante desmintió de inmediato: “Cami, no hay chances. No hay tiempo. La médula de tu mamá entra en crisis, la leucemia se convierte en aguda y se la lleva”.
Pese a la gravedad, las respuestas de la obra social brillan por su ausencia. La familia se presentó reiteradas veces en la farmacia y las oficinas de OSEF. La última versión que recibieron es que “no se liberaron los fondos para pagar las cajas faltantes” y que tampoco se sabe si la medicación del mes siguiente está asegurada.
“El tiempo sigue pasando y mi mamá ya no tiene más tiempo. Esto no puede ser una pelea todos los meses. Si OSEF cree que los pacientes pueden esperar, los invito a que vayan a un hospital oncológico y vean lo que es vivir con leucemia”, remarcó.
Hoy, toda la familia se turna para cuidarla. “Está en reposo absoluto, con una alimentación específica. Todo nuestro día se paraliza porque OSEF decidió mirar para otro lado. Mi mamá anoche lloraba y me decía: ‘Hija, no pueden poner en pausa mi vida’”, contó Camila.
Frente a la falta de respuesta, la familia ya inició consultas con una abogada para presentar un recurso de amparo. “No nos queda otra alternativa”, dijo.
Como mensaje final, la joven apuntó directo a las autoridades: “Hicimos todo como corresponde, en tiempo y forma, con respeto. Les pido empatía. La salud no puede esperar. No se escondan detrás de un escritorio mientras una persona lucha por su vida”.