El padre Iván Bressan, de la Parroquia Sagrada Familia de Río Grande, alertó sobre la creciente cantidad de personas en situación de calle que recurren a la iglesia para cubrir necesidades básicas. “Lamentablemente, sí, ha aumentado el número”, afirmó durante una entrevista con Radio Fueguina, donde detalló que en lo que va de 2025, la asistencia se duplicó: pasaron de 10 a unas 20 personas que solicitan ayuda de forma regular.
“La mayoría son varones adultos, algunos tienen adicciones o problemas mentales, otros simplemente no encuentran trabajo”, explicó Bressan, al describir el perfil de quienes se acercan a pedir alimentos, ropa, un baño o incluso una changuita para ganarse algo de dinero.
Para dar respuesta, la parroquia habilitó en la sede de Cáritas (Intevu 8, casa 37) dos días a la semana —miércoles y viernes— para que las personas puedan ducharse, desayunar y lavar su ropa. En los primeros días de funcionamiento, entre 3 y 7 personas por jornada se acercaron a usar el espacio.
En paralelo, la parroquia reparte mensualmente alrededor de 140 módulos de alimentos y artículos de limpieza a familias en situación de vulnerabilidad, mientras que otras parroquias e iglesias evangélicas sostienen su propia red de asistencia. La Parroquia Don Bosco, en Margen Sur, por ejemplo, acompaña a unas 300 familias.
Bressan destacó que toda esta ayuda proviene de donaciones de la comunidad: “Nosotros creemos que sea la comunidad la que dé de lo que tiene. Lo que falta lo compramos con lo recaudado de la ropa donada que se vende y de contribuciones de vecinos”.
Consultado sobre la posibilidad de alojar personas, el sacerdote explicó que, por ahora, no cuentan con un espacio adecuado y que, en algunos casos puntuales, se costea uno o dos días en una hospedería hasta que intervengan los organismos del Estado.
La situación local se enmarca en un contexto preocupante a nivel nacional: según datos recientes, 63 personas en situación de calle fallecieron en distintas provincias argentinas durante el primer semestre de 2025, principalmente por exposición a las bajas temperaturas y falta de abrigo.
“Cada mañana agradecemos porque tenemos un trabajo, un abrigo, un lugar calentito. Son cosas que para otros son inalcanzables y que pueden costarles la vida”, reflexionó el padre Bressan.