Río Grande.- Un encuentro semanal para mover el cuerpo, afinar la percepción y ejercitar la expresión es la propuesta del profesor Juan Ignacio Cuenca con el Gimnasio Escénico: Espacio de Exploración Expresiva en el Padre Zink (Carlos Pellegrini & Viedma) todos los jueves de 18:30 a 20:00 horas, destinado a personas mayores de 18 años, una actividad totalmente libre y gratuita.
“A través de propuestas teatrales, físicas y grupales, buscamos descubrir nuevas formas de decir, hacer y estar”, confió a ‘
“Nos enfocamos en activar el cuerpo como herramienta expresiva; explorar la intención detrás de cada acción; reconocer lo que comunicamos con la mirada, la postura, la voz y habitar el presente con atención, imaginación y presencia escénica”, agregó.
Dijo que “no hace falta experiencia previa, solo ganas de probar, compartir y expandir tus posibilidades expresivas, porque es un espacio para ensayar nuevas formas de percibir el mundo y de habitarlo”.
Práctica de teatro en Río Grande
En Río Grande, entre el frío austral y la rutina que a veces endurece los gestos, nace un espacio donde el cuerpo vuelve a moverse desde otro lugar: el del juego, la creatividad y el encuentro humano. Se trata de
Con una trayectoria vinculada al teatro independiente fueguino, Juan Ignacio Cuenca propone un espacio semanal de práctica en las instalaciones del CCM Padre Zink, destinado a personas jóvenes y adultas, con o sin experiencia previa, que deseen explorar las herramientas del arte dramático desde una perspectiva integral.
“Lo que buscamos con la gimnasia de teatro no es formar actores ni montar una obra, sino generar un espacio de libertad donde podamos reconectar con la expresividad, con el deseo de jugar, de probar, de equivocarnos sin culpa. Un espacio donde el cuerpo sea escuchado, y donde aparezcan también el disfrute, la risa, el vértigo del presente”, explica el docente.
Cuerpo, presencia y emoción
La propuesta articula técnicas del entrenamiento físico y vocal con herramientas teatrales, juegos grupales, dinámicas de improvisación y ejercicios de conciencia corporal. Cada clase es una invitación a dejar por un momento la lógica productiva y sumergirse en una práctica sensible, donde el objetivo no es “hacer bien” sino estar presente.
“Hay algo del cuerpo que se apaga con el paso del tiempo, con la rutina, con el miedo al ridículo. El teatro —cuando se lo piensa como práctica accesible, amorosa y lúdica— puede reencender esa energía vital que nos conecta con la emoción, con la mirada del otro, con nuestra propia voz”, dice Cuenca, quien subraya que no se trata de un curso tradicional de actuación, sino de una experiencia transformadora a través del movimiento y el vínculo.
Un espacio colectivo y afectivo
Más allá del trabajo físico y expresivo, la gimnasia de teatro se presenta también como una oportunidad de encuentro. En un contexto donde el individualismo y la hiperconexión tecnológica muchas veces generan aislamiento, estos espacios permiten volver al grupo, a la mirada compartida, al cuerpo que se reconoce en el otro.
“Nos necesitamos como grupo, como colectivo que se observa, que se apoya y que se contiene. Trabajar en teatro, incluso de manera amateur, nos recuerda que somos parte de una red, que el otro es necesario para que la escena ocurra, y que sin vínculo no hay teatro posible”, reflexiona Cuenca.
La propuesta está abierta a nuevas incorporaciones y cuenta con un arancel mensual accesible. No se requiere experiencia previa, sólo ropa cómoda, ganas de moverse y disposición al juego.
Quienes deseen participar o conocer más sobre esta experiencia pueden comunicarse al número +54 9 2964 49-8219. En tiempos donde la velocidad, la productividad y el rendimiento parecen ocuparlo todo, la gimnasia de teatro se presenta como un pequeño acto de resistencia: un espacio donde volver a habitar el cuerpo, el juego y la presencia con otros.