El cuerpo del animal fue encontrado en la playa con un charco de sangre a su alrededor y signos visibles de violencia: presentaba una de sus aletas cortada. Este detalle alimenta la presunción de una posible vinculación con la actividad de barcos pesqueros en la zona.
Vecinos señalaron que durante la jornada de ayer se observó un buque pesquero navegando a metros del Cabo Domingo, lo que refuerza las sospechas sobre una interacción negativa con la fauna marina.
Desde ayer, un equipo de investigadores del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC – Conicet) trabaja en la necropsia del primer ejemplar, en el marco del proyecto IMMA (Investigaciones en Mamíferos Marinos Australes), y se espera que ahora también intervengan sobre este segundo hallazgo para determinar las causas de muerte.
La aparición consecutiva de dos orcas en la misma zona en menos de una semana genera preocupación y plantea la necesidad de un monitoreo urgente de la actividad pesquera y su impacto sobre la fauna del Atlántico Sur.