Los analistas coinciden en que el resultado bonaerense es producto de una combinación de factores: una economía que no logra traducir los números macro en alivio cotidiano y una serie de denuncias de corrupción que golpearon la promesa de transparencia libertaria.
Aunque el Gobierno celebró la inflación de agosto en torno al 2% y algunos indicadores de recuperación, el clima económico no acompañó. La incertidumbre sobre el dólar, la recesión prolongada y el freno a los créditos hipotecarios minaron la confianza en la narrativa oficial de “salida ordenada” de la crisis.
La Libertad Avanza llegó a las urnas desgastada por múltiples frentes simultáneos:
Caso ANDIS: Capital Humano admitió que la auditoría utilizada para frenar la entrega de alimentos a comedores “nunca existió”.
Audios explosivos: La filtración de conversaciones de Diego Spagnuolo expuso internas con la diputada Marcela Pagano, su pareja Franco Bindi y supuestas operaciones contra Santiago Caputo.
Coimas en ANSES: En Salta, audios comprometen a la diputada Emilia Orozco por presuntos pedidos de retornos del 10% a empleados para financiar gastos partidarios.
El resultado en Buenos Aires, distrito clave por su peso electoral y simbólico, marca un serio revés para Milei y La Libertad Avanza en su primer examen en las urnas. El peronismo, con Verónica Magario y Gabriel Katopodis como referentes de la lista, no solo recupera protagonismo en la provincia más grande del país, sino que instala dudas sobre la capacidad del oficialismo para sostener su agenda en medio de la crisis económica y el desgaste político.
La noche promete definiciones, pero la tendencia ya es clara: el “fenómeno libertario” enfrenta su primera gran derrota y el mapa político comienza a reconfigurarse.