En un primer momento, la institución informó a través de sus redes sociales que la suspensión se debía a la reparación del sistema de calefacción. Pero pocos días después, el 27 de agosto, una pérdida de gas obligó a la intervención de Camuzzi, que retiró el medidor y colocó un cepo preventivo para evitar riesgos mayores.
Desde entonces, todo es silencio. No hay precisiones sobre si la pérdida estuvo vinculada a una mala reparación de la caldera ni, mucho menos, certezas sobre cuándo los chicos y chicas podrán volver a las aulas.
Lo que sí es evidente es que el Jardín 27 no es un caso aislado. Es una de las tantas instituciones educativas de la provincia abandonadas a su suerte, sin ningún tipo mantenimiento que garantice su correcto funcionamiento. Mientras tanto, las familias esperan y los días pasan... con el derecho a la educación vulnerado y un Estado Provincial que elige mirar para otro lado -o mejor dicho, sólo a las urnas-.