Según lo establecido en el Programa de Emisión y Colocación de Letras del Tesoro 2025, esta colocación incluye tres series: dos con vencimiento el 23 de octubre y otra el 24 de noviembre de este año. En otras palabras, deuda que debe pagarse casi inmediatamente, con intereses que inevitablemente saldrán de los mismos recursos que hoy deberían destinarse a servicios básicos como salud, educación e infraestructura.
La explicación oficial es siempre la misma: se busca “mantener liquidez” y atender compromisos de caja. Sin embargo, detrás de ese eufemismo se esconde una realidad preocupante: la provincia no logra sostener sus gastos corrientes sin recurrir una y otra vez al endeudamiento, trasladando la carga hacia adelante, sin soluciones de fondo.
En el corto plazo, estas operaciones permiten pagar sueldos y compromisos inmediatos, pero la pregunta clave es: ¿qué pasa cuando lleguen los vencimientos? El Gobierno deberá usar más recursos para devolver lo prestado, emitir nuevas letras para cubrir las anteriores o ajustar aún más partidas sensibles, golpeando directamente a los fueguinos.
La reiteración de esta estrategia deja en claro que no se trata de un hecho aislado, sino de un modelo de gestión que prefiere endeudarse antes que revisar su planta política, transparentar gastos o diseñar una estrategia de ingresos genuinos.
La deuda, aunque se vista de “letra a corto plazo”, sigue siendo deuda. Y en Tierra del Fuego, cada nueva emisión es una soga más que aprieta a las finanzas provinciales y compromete el futuro.