La jornada reunió a autoridades provinciales y municipales, representantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad, asociaciones chilenas como ACHER y numerosos vecinos que se acercaron para compartir la celebración. Entre recuerdos históricos de San Martín y O’Higgins, se destacó la huella de la comunidad chilena en la construcción de la ciudad y la reafirmación de la hermandad binacional.
En representación del intendente Martín Pérez, el secretario de Gobierno Gastón Díaz resaltó la integración entre ambas comunidades:
“Río Grande ha sido hogar y cobijo para miles de chilenos y chilenas migrantes que con trabajo y cultura ayudaron a fundar esta ciudad. Ustedes un 18 de septiembre, nosotros un 9 de julio, pero siempre caminando juntos hacia la independencia y la libertad”, expresó.
También recordó a las familias que cruzaron la cordillera en busca de un futuro mejor y que, con esfuerzo, dieron forma a la identidad riograndense.
El encuentro estuvo marcado además por la despedida del Cónsul General de Chile, Roberto Ruíz Piracés, quien concluirá su misión diplomática en diciembre. Visiblemente emocionado, destacó:
“Río Grande es una de las ciudades más impregnadas de chilenidad que conozco. Aquí viven cerca de 24.000 personas entre chilenos y descendientes, y cada obra pública lleva el esfuerzo de esos pioneros. Me voy orgulloso de haberlos representado”.
El diplomático repasó la historia común entre argentinos y chilenos y valoró proyectos compartidos como la apertura del Paso Bellavista y la proyección de la Ruta del Fuego. Además, agradeció a las asociaciones chilenas locales por mantener viva la identidad cultural y dedicó un reconocimiento especial a las mujeres de su comunidad.
El subsecretario de Cultura, Carlos Gómez, celebró que el Museo Choquintel fuera sede del acto y remarcó los vínculos con Chile a través de convenios de hermanamiento con Punta Arenas y Porvenir, que han permitido intercambios artísticos y culturales.
El acto finalizó con un clima de afecto y gratitud hacia el cónsul Ruíz Piracés, quien se despidió con un mensaje de cercanía:
“Me voy feliz y honrado, con el corazón lleno de gratitud por el cariño que recibí en esta tierra. Este es un hasta pronto, porque Río Grande ya forma parte de mi vida”.
De este modo, la ciudad volvió a convertirse en un puente de unión entre dos pueblos que comparten historia, raíces y un futuro común.