Lo que debería ser un compromiso colectivo termina desvirtuado por la irresponsabilidad de algunos vecinos que sacan sus desechos fuera de turno, sin importar el impacto que eso genera en la comunidad. Estas prácticas no solo afectan la estética urbana, sino que también ponen en riesgo la salud pública y el ambiente.
A ello se suma otro problema que crece en los barrios: los dueños de mascotas que permiten que sus perros circulen sueltos, provocando roturas en bolsas de residuos, canastos y hasta en los contenedores municipales. Estos animales, que se vuelven territoriales al encontrar basura en la vía pública, suelen atacar o atormentar a quienes transitan por la zona, generando temor y conflictos entre vecinos.
Desde el Municipio señalaron que “cuidar los espacios públicos es compromiso de todos” y recordaron que está disponible la línea 147 de Atención Ciudadana, de 6 a 00 horas, para consultas o denuncias vinculadas a estas situaciones.
Mantener una ciudad limpia, segura y ordenada no depende solo de la acción del Estado. El llamado es claro: sin responsabilidad individual y sin respeto por los demás, la convivencia se deteriora y los barrios terminan pagando el costo de las malas costumbres de unos pocos.
A través de un comunicado, la importancia de respetar los días de recolección de residuos voluminosos y de cumplir con la ordenanza 2941/11, que prohíbe arrojar basura en lugares no habilitados. Sin embargo, la postal cotidiana en muchos barrios muestra otra realidad: montículos de escombros, colchones y electrodomésticos viejos arrojados en esquinas o boulevards