Schreiber advierte que Río Grande atraviesa un récord de cierres

La crisis económica golpea de lleno al comercio minorista en Río Grande. Kioscos, almacenes y pequeños negocios atraviesan un escenario que, según los comerciantes, no tiene precedentes. Así lo expresó Luis Schreiber, referente del Centro de Almaceneros e integrante de la Cámara de Comercio local, en FM Del Pueblo, quien alertó sobre un “récord de cierres” y una morosidad con tarjetas de crédito que “ya alcanza niveles históricos”.

“Esto se viene agravando y cada vez se pone más complicado tener un negocio abierto”, señaló en una entrevista radial. El dirigente mercantil apuntó también a la falta de salidas laborales para quienes cierran sus locales: “Una persona como yo, que tenga que cerrar el negocio, ¿a dónde va a trabajar? Con la edad que tenemos, está más para jubilarse que para buscar empleo”.

Endeudamiento y consumo en caída

Schreiber describió que muchas familias ya no logran pagar ni los mínimos de las tarjetas de crédito, lo que agrava la morosidad bancaria. “Cuando no tenés plata pagás con tarjeta, y cuando ya no podés pagar la tarjeta, ¿cómo hacés para subsistir?”, cuestionó.

En paralelo, indicó que las ventas continúan en baja sin perspectivas de recuperación. “Hace años que no teníamos una caída tan constante. No vemos la luz al final del túnel, todos los datos marcan que vamos a estar peor”, sostuvo.

Falta de inversiones y panorama incierto

El referente del sector remarcó que la ausencia de inversiones productivas y la apertura de importaciones profundizan la crisis: “No hay empresas que digan ‘estoy bien, estoy creciendo’. Nadie invierte en nada. Y por más que importen barato, tampoco tienen un mercado, porque la gente apenas prioriza alimentarse”.

Para Schreiber, el país oscila entre dos modelos económicos: “Somos un país que siempre aplicó dos políticas: la de generación de empleo y producción, o la de la timba financiera. Y la timba nos lleva a la ruina”.

Reclamo de compromiso social

En su análisis, también cuestionó la falta de participación ciudadana en reclamos colectivos. “A veces nos sentimos defraudados por nuestros propios colegas. Somos 300 o 500, y en una reunión aparecen cinco. Necesitamos más compromiso para exigir lo que necesitamos a las autoridades”, subrayó.

Finalmente, advirtió que cada día que los pequeños comerciantes levantan la persiana “es un desafío a la supervivencia”, y que sostener un negocio en este contexto se ha convertido en una tarea casi imposible.