Como parte de un acuerdo de cooperación en Defensa, mientras la Casa Rosada espera el desembolso de miles de millones de dólares para enfrentar los compromisos de deuda de 2025.
El eventual entendimiento no solo incluye la cancelación del swap con China, sino también una mayor presencia militar norteamericana en el Atlántico Sur, con la mira puesta en el pasaje bioceánico de Drake y la proyección hacia la Antártida. El propio jefe del Comando Sur de EE.UU., Alvin Holsey, ya había manifestado interés en la infraestructura naval fueguina durante su visita al país, donde pidió facilidades de abastecimiento y mantenimiento para submarinos norteamericanos.
El jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Alvin Holsey, se reunió con el ministro de Defensa argentino, Luis Petri.
La negociación despierta fuertes cuestionamientos porque coloca a la provincia más austral como escenario de una puja geopolítica entre potencias, en un contexto donde Argentina busca dólares frescos para pagar vencimientos de US$4000 millones en enero y otros US$4500 millones en julio.
La historia argentina ofrece un antecedente similar en la base de Rota, en España, que terminó siendo utilizada en exclusividad por fuerzas de EE.UU. para operaciones en el Mediterráneo. En Tierra del Fuego, el riesgo sería repetir ese esquema con consecuencias directas sobre la soberanía nacional y la disputa por Malvinas y la Antártida.
Fuentes oficiales reconocen que el ministro de Defensa, Luis Petri, viajó como parte de la comitiva presidencial justamente para discutir este punto. Además de la base en Ushuaia, se habla de profundizar compras militares a EE.UU. —vehículos blindados Stryker, fragatas y submarinos— y avanzar hacia un mayor alineamiento con la OTAN.
En paralelo, el gobierno estaría dispuesto a desactivar proyectos estratégicos con China, como el radio telescopio de San Juan, y a cancelar el swap financiero con Beijing, en línea con los pedidos expresos de la administración Trump para reducir la influencia asiática en la región.
El eventual acuerdo vuelve a poner a Tierra del Fuego en el centro del mapa geopolítico mundial. Con el Atlántico Sur, las rutas bioceánicas y el acceso a la Antártida como trasfondo, la provincia podría convertirse en moneda de cambio en la negociación por fondos frescos para sostener la economía argentina.
La pregunta de fondo es qué se gana y qué se pierde: si Argentina logra un alivio financiero a corto plazo a costa de comprometer su proyección soberana en el largo plazo.