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Lejos de ser un espacio estrictamente educativo, el encuentro terminó convertido en un acto político con la presencia de referentes de Fuerza Patria y con un extenso discurso del ministro de Educación, Pablo López Silva, que no dudó en cargar contra el Gobierno nacional y enmarcar su mensaje en pleno contexto electoral.
“Estamos viviendo momentos muy difíciles en la provincia, donde tenemos un gobierno nacional que no le interesa la educación del país, sobre todo la educación pública”, sostuvo el funcionario provincial en el inicio de su intervención.
Durante el mensaje de bienvenida, el ministro aprovechó la tribuna frente a los estudiantes para defender la política educativa del gobierno provincial y cuestionar duramente a la gestión de Javier Milei. “Por eso ha dejado de enviar fondos a nuestra provincia… fue una decisión de nuestro gobernador de poder continuar con estas políticas”, aseguró, adjudicando la continuidad de programas al esfuerzo local.
El eje del discurso también se centró en la defensa de la Educación Sexual Integral (ESI), una bandera que, según López Silva, el Gobierno nacional busca reemplazar por “educación emocional”. “Este ministro y el gobernador no están dispuestos a ceder un milímetro de la educación sexual integral. Y esta será la bandera que vamos a hacer flamear en nuestra jurisdicción”, remarcó.
Incluso, cerró con una fábula comparando a la oposición con un burro: “La moraleja es no discutir con burros que no quieren ver la realidad de lo que sucede en nuestras escuelas”.
Otro de los momentos más polémicos se dio cuando el ministro arengó directamente a los estudiantes en clave electoral, al advertir que “se acercan momentos muy sensibles… dentro de pocos días vamos a tener las elecciones, en donde en campaña escuchamos a esos mismos que recortan el presupuesto de educación promesas que son estériles”. La frase fue interpretada como un llamado explícito a militar políticamente desde las aulas, en un contexto donde los jóvenes fueron obligados a asistir al evento y escuchar un mensaje que excedió lo pedagógico para transformarse en propaganda partidaria.
La utilización del Congreso como plataforma política generó malestar en varios sectores, que cuestionan que los estudiantes sigan perdiendo clases durante el ciclo lectivo y, al mismo tiempo, sean obligados a escuchar un discurso cargado de consignas electorales.
En lugar de debatir sobre proyectos, propuestas pedagógicas o mejoras en infraestructura escolar, los alumnos se vieron expuestos a una puesta en escena política en horario escolar. Un hecho que reabre la discusión sobre los límites entre la educación pública y la propaganda partidaria.