En conversación con FM Master´s, la técnica del Laboratorio de Investigaciones en Mamíferos Marinos Australes del CADIC-CONICET, Mónica Torres, brindó detalles sobre el varamiento de orcas ocurrido en la bahía San Sebastián, al norte de Tierra del Fuego, donde se constató la presencia de más de una docena de ejemplares.
“Lo que nos sorprendió fue la cantidad de especímenes todos juntos. Monitoreamos la costa fueguina desde hace más de diez años y nunca habíamos registrado tantos animales a la vez”, señaló Torres, quien aclaró que, aunque comúnmente se las confunde con ballenas, las orcas “pertenecen al grupo de los delfines, son el de mayor tamaño dentro de esa familia”.
La investigadora explicó que los estudios preliminares indican que se trata de un ecotipo poco conocido, lo que convierte el hallazgo en un hecho de enorme relevancia científica. “Este tipo de orcas sería una especie de ‘raza’ dentro del grupo, muy poco estudiada. Este sería el tercer varamiento en el mundo y el primero en la costa atlántica de Tierra del Fuego”, confirmó.
El equipo del CADIC realiza las necropsias de los ejemplares más recientes para obtener muestras de órganos y tejidos. “La necropsia es como una autopsia, donde abrimos el animal para buscar lesiones internas o patologías que puedan haberle causado la muerte”, detalló.
Consultada sobre las causas posibles del varamiento, Torres indicó que todavía no hay una conclusión definitiva: “Externamente no vimos grandes heridas ni marcas de redes o interacción humana. A veces estos grupos son muy cohesivos, liderados por una hembra adulta, y si una se desorienta o queda varada, el resto del grupo permanece con ella”.
La especialista destacó también que la geografía de la bahía San Sebastián puede haber influido: “Es una zona de muy baja pendiente, combinada con una marea que sube y baja rápidamente. Es prácticamente una trampa para animales oceánicos”.
Sobre el tratamiento de los cuerpos, explicó que por tratarse de una zona despoblada, los ejemplares permanecen en la playa: “No representan un riesgo sanitario, pero recomendamos no acercarse porque son animales en descomposición y hay muchas bacterias. Si alguien se aproxima, debe hacerlo sin mascotas y limpiar bien el calzado”.
Torres adelantó que los estudios continuarán durante todo el verano, con análisis de edad, genética y estructura social del grupo. “Las orcas pueden vivir entre 60 y 70 años, y los dientes nos permiten saber la edad exacta de cada ejemplar, como los anillos de un árbol”, explicó.
El evento es considerado uno de los más importantes para la ciencia marina en el Atlántico Sur, tanto por la cantidad de individuos como por tratarse de un ecotipo escasamente registrado en el mundo.