La historia de Miguel Rodríguez, el carpintero misionero que pintó de violeta a Tierra del Fuego

Río Grande.- Miguel Rodríguez llegó a Tierra del Fuego en 2014, solo, con un currículum bajo el brazo y la esperanza de encontrar un lugar donde reinventarse. Venía de Misiones, “en busca de un cambio”, como dice él, sin imaginar que una década después se convertiría en diputado nacional de La Libertad Avanza. Su recorrido no responde al molde tradicional de la política: trabajó en distintos oficios, fue parte de la fuerza policial, abandonó la seguridad del empleo estatal para dedicarse a fabricar muebles con sus propias manos y terminó representando al partido que hizo de la libertad individual una bandera de época.

“Nosotros no venimos de la política, para nosotros es todo nuevo”, reconoce con la naturalidad de quien aún se asombra del camino recorrido. “Nos enfrentamos a cosas que no son habituales para nosotros, pero la sociedad fueguina demostró que abraza las ideas de la libertad. Está dispuesta a acompañar este cambio profundo que propone el presidente Javier Milei”, contó en ‘La mañana de la Tecno’ por Radio Universidad 93.5 MHz.

Durante la campaña, Rodríguez hizo doble rol: funcionario de la delegación de Migraciones y candidato. Viajó, visitó vecinos, recorrió fábricas y talleres, habló con comerciantes y emprendedores. Dice que fue una campaña austera, “de la calle, del trabajo”, pero que los resultados confirmaron la intuición: “La gente dijo basta. Dijo no al kirchnerismo. Entendió que el camino es otro”.

“El Estado nos pone el pie en el cuello”

El nuevo diputado nacional tiene una visión clara sobre las prioridades que, según él, marcarán la agenda del Congreso: “Nuestro país necesita una reforma laboral para que más gente del sistema informal pase al formal. También una reforma impositiva, para sacar el pie del cuello de los emprendedores, de los empresarios, de los que generan empleo. Porque nosotros sabemos lo que cuesta. Emprender en la Argentina es como remar en dulce de leche.”

Rodríguez habla desde la experiencia. En su taller —Deco Muebles, primero en Alberdi y 25 de Mayo, ahora en Belgrano y Perón, en Río Grande— empezó reciclando palets, aprendiendo carpintería de manera autodidacta. “Nunca en mi vida había hecho un banquito —cuenta riendo—. En Misiones teníamos toda la madera, pero yo aprendí recién acá, en Tierra del Fuego. A veces salía de una guardia a las ocho de la mañana y me metía al taller sin dormir. Siempre trabajé mucho, porque el trabajo dignifica”.

Con el tiempo, su emprendimiento creció hasta convertirse en una pequeña empresa familiar. “Hoy tengo a una persona a cargo, hay familias que dependen de lo que producimos. Y eso te da otra mirada: entendés lo que significa generar empleo y lo difícil que es sostenerlo con tanta burocracia encima”.

Del uniforme al banco de carpintero

Su historia tiene giros inesperados. “Fui suboficial en la Policía de Tierra del Fuego —recuerda—. Trabajé cuatro años en Servicios Especiales y dos en Comunicaciones. Pero me sentía como un pájaro encerrado. Valoré mucho la institución, pero sentía que tenía un techo. Quería libertad. Renuncié y me fui a trabajar a mi taller”, resumió.

A partir de ese momento, su vida cambió de rumbo. “Dejé la obra social, el trabajo seguro, todo. Pero gané libertad. A mí me gusta decirles a los jóvenes que se animen a emprender. El Estado nos acostumbró a buscar lo seguro, pero el que quiere trabajar y tiene ganas de salir adelante, puede hacerlo”.

Hoy, con 13 años en la isla, Miguel vive en la Margen Sur de Río Grande junto a su esposa Nancy Ramos —estudiante de Relaciones Internacionales y Ciencia Política— y sus tres hijos: Ramiro (13), Alejo (5) y Renata (3). “Me vine solo, y cuando logré establecerme vinieron ellos. Hoy estamos afianzados acá, felices. Tierra del Fuego nos dio todo.”

Una provincia pintada de violeta

El 45% de los votos en Ushuaia, el 32,9% en Río Grande, el 39,5% en Tolhuin y el sorprendente 93% en la Antártida marcaron una elección histórica para La Libertad Avanza. Rodríguez lo vive con gratitud, pero también con mesura: “La gente presta el voto, no te lo regala. Es una responsabilidad enorme. Tenemos que cumplir.”

Dice que el futuro inmediato lo encontrará “trabajando, dialogando y dejando de lado la mezquindad política”. “Soy una persona de diálogo, de sentido común. Hay que acompañar todos los proyectos que sean positivos para la gente, sin importar de dónde vengan. La sociedad está cansada de la pelea política.”

Uno de los temas que más le preocupa es la falta de adhesión de Tierra del Fuego al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). “Presentamos el proyecto en la Legislatura, pero el Ejecutivo provincial no lo quiso debatir. Por mezquindad política. Y eso nos hace perder oportunidades de inversiones millonarias, como las que ya tienen provincias como San Luís, Neuquén o Río Negro.”

“La libertad es posible”

Para Rodríguez, su historia personal es la prueba de que el cambio no sólo es necesario, sino también posible. “Yo soy un ejemplo de que se puede salir adelante con trabajo y esfuerzo. El Estado tiene que dejar de ser un obstáculo y empezar a acompañar a quienes producen, a quienes arriesgan, a quienes generan”, entendió.

Destaca una frase que resume su credo político y vital: “Yo dejé de ser policía para ser libre. Ahora quiero que el país también lo sea”.

Finalmente felicitó a toda la militancia y al pueblo fueguino por darles esta posibilidad a LLA de llevar tres representantes al congreso, junto a él a los dos senadores Agustín Coto y Belén Monte de Oca.