En abril del 2023 se sancionó en Argentina la Ley 27710, que reconoció a la Lengua de Señas Argentina (LSA) como una lengua natural, originaria, completa y compleja, identificando la herencia cultural y el legado histórico que representa para la comunidad. La norma buscó garantizar la participación e inclusión plena de las personas sordas y todas aquellas que por algún motivo utilicen la LSA para comunicarse, informarse y participar activamente en la sociedad.
En Río Grande, desde el 2009, la asociación civil Chen Haitken trabaja para la inclusión de las personas sordas. Su presidenta, Stella Ruiz, recordó los orígenes del nombre: se reunían frente al hospital, en la casa cultural Rafaela Ishton, donde preguntaron cómo se podía decir en Selk'nam mira bien mis manos. Fue el comienzo de un trabajo conjunto de personas sordas y oyentes, “para abrir, para enseñar sobre la comunidad sorda, sobre la lengua de señas, para difundir la cultura”. Las actividades de la asociación se pueden seguir en Instagram y Facebook.
Stella, persona sorda, comentó: “Para mí es natural, estoy orgullosa. Me muestro, no tengo miedo de que los oyentes me digan algo, no me da miedo, pero es difícil la comunicación, es un poco difícil la comunicación y no me gusta leer, algunas palabras en español son difíciles para mí, pero es un sentimiento natural. Soy libre, disfruto.”
En LSA, la construcción gramatical es diferente. La presidenta ejemplifica en señas: “asociación estamos. Así, corto, simple”, mientras que al escribir se agregan otras palabras: “estamos acá en la asociación”. Por eso, muchas veces leer textos largos o subtítulos es complicado. Alejandra Catalano, integrante de Chen Haitken, explicó: “(los oyentes) quieren que el intérprete haga las señas rápido, o con los subtítulos es todo muy rápido y nos equivocamos, no terminamos de leer bien”.
Entonces, para ser realmente inclusivos, la Lengua de Señas resulta fundamental. Además, al interpretar LSA es necesario conocer la cultura de las personas sordas, las palabras que utilizan y sus modos de comunicarse. La planificación de eventos requiere preparación y trabajo en equipo de personas sordas y oyentes, por eso no se pueden hacer de un día para el otro.
Las barreras comunicacionales aparecen en la escuela, en el hospital o en la policía. Algunos trámites pueden ser realmente difíciles si no se cuenta con intérpretes. Para garantizar el acceso a la información y a la educación, la presencia de LSA no es opcional: es un derecho.
Cambios educativos
Algunos años atrás, se castigaba a quienes se comunicaban con LSA. Las estrategias iban desde obligar a la oralidad con las manos atadas hasta prohibir la lengua de señas. Con el cambio normativo se favoreció la educación bilingüe de los estudiantes que necesiten comunicarse a través de la lengua de señas, garantizando que las personas sordas puedan comunicarse, aprender y participar directamente en su lengua natural, con el español como segunda lengua.
Para que el contexto educativo sea verdaderamente inclusivo, es necesaria la presencia de intérpretes, docentes capacitados y materiales visuales adecuados. Cristian Quinteros, intérprete de LSA en una institución terciaria, señaló: “Los desafíos vienen más que nada por el desconocimiento del equipo docente, porque en un mundo ideal, al intérprete le llega la información previa, entonces tiene tiempo de hacer investigación. También siempre se dice a los docentes que tengan un apoyo visual, que escriban en el pizarrón.”
Cuando el docente habla y escribe al mismo tiempo, las personas sordas enfrentan un dilema: deben decidir si mirar al pizarrón para copiar o mantener la atención en la interpretación. Esto hace que a veces se pierda parte de la explicación, sobre todo cuando se borra apenas termina la clase.
Experiencias que revelan vacíos
Stella Ruiz recuerda un momento de la pandemia que la marcó “Fui a buscar a mi hijo a la escuela y vi que todos tenían barbijo. Me sentía rara. No podía ver a las personas, no podía ver su rostro. La directora me decía: ‘No podés acercarte’”. Con este relato, resumió cómo la información muchas veces llega tarde a las personas sordas.
Por otra parte, en algunos encuentros con profesionales e intérpretes, destinados a salud sexual y reproductiva, surgieron situaciones preocupantes. Se detectaron casos que iban desde mujeres adultas que no habían ido nunca al ginecólogo o desconocían lo que era un PAP hasta otros más graves, que requerían atención médica urgente o intervención judicial. Recién entonces pudieron acceder a la ayuda necesaria.
La generalización no es inclusiva
Romina Gasc es estudiante de nivel terciario y cuenta con una intérprete en clases. A través de ella, afirmó: “Abandoné la comunidad sorda. No necesito a nadie, yo sola estoy bien. Yo soy fuerte, de verdad, me alejé muchos años y soy feliz, hice mi camino”. Al fin y al cabo, “todas las personas sordas somos diferentes. Algunos piensan que somos iguales, pero somos todos diferentes y además nuestra cultura es diferente. Lo mismo que los oyentes, ninguno es igual, todos son diferentes”.
Para ella, la LSA es para comunicarse: “El oyente va escuchando, la persona sorda ve, es visual, entonces usa la lengua de señas para aprender”. También considera que puede informarse, ir a los turnos médicos de control sola sin problemas y que necesitó intérprete únicamente para cuestiones puntuales más graves, como una internación después de una caída en la que sintió mucho miedo.
Apropiación cultural
Una carta abierta de la Confederación Argentina de Sordos (CAS), resaltó los peligros de la desinformación: “Las personas (en su mayoría) oyentes piensan que mover las manos ya es hablar en LSA: Vemos que hasta cualquiera ‘canta’ en las redes usando nuestro idioma. Cualquiera se pone a enseñar la LSA sin saber nada sobre nuestra identidad y cultura. Esto produce un daño tremendo a nuestra comunidad sorda en Argentina, porque estas situaciones de uso de la LSA y la cultura constituyen instancias de apropiación cultural”.
Stella Ruiz sostuvo: “las personas sordas tienen que enseñar su lengua, su idioma, su cultura. Muchas veces se ve que se felicita al oyente que aprendió lengua de señas para poder enseñarla, pero no conoce en profundidad la comunidad sorda. Y hay muchas cosas que nos generan ofensas a nosotros. Por ejemplo, en las elecciones. Los políticos me llaman a mí para que haga de intérprete en un cuadrito. Me están usando. No, gracias”.
Desde su lugar de intérprete, Cristian afirmó: “me ha pasado que me invitan a un evento y yo digo, ‘¿Pero va a haber personas sordas?’ ‘No, no, no, pero es por un acto.’ Y digo, ‘disculpame, si no hay personas sordas, lo que estás haciendo es un show para la foto’. No me parece correcto”.
Stella Ruiz invitó a los oyentes: “Hablen con las personas sordas. Cualquier tema de interés o duda, vayan a la comunidad sorda. La lengua de señas es nuestra cultura”. Todos los años, usualmente en abril, comienzan los cursos de LSA abiertos a la comunidad en general.
* Estudiante de 3° año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del CENT 35, en el marco de la materia Prácticas Profesionalizantes II.