La situación comercial en la ciudad atraviesa uno de sus momentos más críticos de los últimos años. Así lo advirtió José Luis “Gigi” Iglesias, presidente de la Cámara de Comercio local, quien alertó sobre una caída del 30% en las ventas entre julio y octubre comparado con el mismo período del año anterior. “Estamos un 30% abajo en números nominales. Sin inflación de por medio. Eso habla de la magnitud del problema”, marcó.
En declaraciones a FM La Isla, Iglesias vinculó este retroceso al cierre o achicamiento de actividades en sectores claves como la electrónica, la industria textil, el petróleo y los servicios tecnológicos, lo que arrastra un fuerte impacto sobre el consumo, el empleo y la actividad diaria de comercios y pymes de la ciudad.
“El consumo está deprimido, la gente compra menos y compra en todos lados: lo justo, lo necesario, y muchas veces por fuera del comercio registrado”, reflexionó.
El dirigente alertó que la situación “se agrava día a día” por el crecimiento de la venta informal y el aumento de plataformas extralocales que comercializan productos eludiendo impuestos y competencia leal con los comercios fueguinos.
"Los locales se achican, se atrasan pagos, se multiplican los descubiertos bancarios. El mercado formal está en jaque y nos estamos quedando sin margen para aguantar, eso es lo más preocupante", enfatizó.
Iglesias también señaló que el comercio “es el último eslabón en sentir el impacto de una crisis, pero cuando llega, lo hace devastadoramente”.
Pese a la magnitud de la crisis, Iglesias reclamó por la falta de políticas activas que permitan sostener el empleo y la actividad formal. Apuntó a que, desde hace meses, la Cámara de Comercio reclama medidas como:
Moratorias y plazos específicos para pymes.
Suspensión de ejecuciones fiscales.
Adecuaciones normativas para acceder a créditos.
Un plan de incentivo real para el consumo y la inversión.
“Pedimos una moratoria, plazos más largos, que frenen las ejecuciones y den oxígeno. No vemos respuestas válidas. Falta cerebro y voluntad para cambiar las cosas. No reconocer que estamos mal es el peor síntoma”, sentenció.
En su diagnóstico, Iglesias recordó lo ocurrido en localidades dependientes de sectores únicos, como Sierra Grande tras el cierre de la minera y Comodoro Rivadavia tras la retirada de petroleras.
“Las ciudades que dependen de pocas actividades y no diversifican su matriz quedan expuestas al colapso. Creo que en Río Grande estamos ante un desafío parecido: si no se actúa, esto se puede llevar puestos a comercios, empleos y proyectos familiares”, alertó.
Finalmente, reclamó mayor coordinación entre el sector público y privado, y convocó a repensar políticas que generen empleo real, inversión y condiciones de competencia justa para recuperar la actividad comercial.