La ciudad de Río Grande enfrenta un panorama crítico en el sector inmobiliario y comercial. Desde el Colegio de Martilleros advirtieron que la combinación de locales vacíos, falta de financiamiento y competencia informal impacta directamente en la economía local, complicando la actividad de comerciantes y particulares por igual.
La retracción en el mercado inmobiliario y comercial de Río Grande es cada vez más evidente. Mauricio Saavedra, presidente del Colegio de Martilleros, Tasadores y Corredores Inmobiliarios, destacó que la ciudad muestra un aumento en la cantidad de locales vacíos y viviendas en venta.
“El cierre de comercios se combina con la competencia desleal de las ferias, donde una sola persona alquila un espacio y subarrienda a múltiples vendedores a precios que ningún local puede igualar. Esto genera que muchos comercios cierren o directamente no puedan sostenerse”, explicó Saavedra.
Según el referente, mantener un local en la ciudad es cada vez más costoso. “Si el local no es propio, tenés el alquiler con actualizaciones contractuales, el sueldo de los empleados y la carga impositiva. Es un valor importante que impacta directamente en la decisión de abrir o cerrar un negocio”, añadió.
En cuanto a la venta de viviendas, Saavedra indicó que el fenómeno también está ligado a la situación económica local. “Hace tiempo que vemos muchas propiedades en venta. Comprar una vivienda requiere un gasto muy importante y hoy no hay líneas de crédito hipotecario accesibles. Además, muchas familias se han ido de la ciudad, otras cerraron negocios o quedaron sin empleo tras el cierre de las industrias textiles”, detalló.
Consultado sobre las perspectivas para el inicio del próximo año, Saavedra se mostró cauteloso: “Es preocupante. Habrá que ver cómo se acomodan las decisiones económicas del gobierno provincial y nacional. La actividad económica local depende de un trabajo conjunto, pero no creo que haya soluciones inmediatas”.
El panorama que describe el presidente del Colegio de Martilleros refleja una ciudad en pausa: locales comerciales que antes eran dinámicos hoy permanecen vacíos, y el mercado de viviendas se ajusta a una oferta creciente y a un contexto económico que aún no muestra señales claras de reactivación.