Grave imprudencia en la ruta a y notable ausencia de fiscalización estatal

USHUAIA.- La secuencia de los hechos es elocuente. Una camioneta Amarok detuvo su marcha sobre la banquina a la altura del kilómetro 78 de la Ruta A, en la zona de San Pablo. El conductor descendió del vehículo y procedió a bajar un cuatriciclo de la caja. A escasos metros del rodado, comenzó a visualizarse humo, confirmando que se había iniciado una quema en un sector donde está rigurosamente vedado encender cualquier tipo de foco ígneo.

Un vecino que circulaba por el lugar logró registrar la escena el 18 de octubre. Las imágenes de la filmación son categóricas, se observa con claridad cómo las llamas avanzan sobre el pastizal seco mientras la camioneta permanece estacionada, sin que el responsable muestre preocupación. El transeúnte no realizó una denuncia judicial sino que se limitó a notificar la situación de riesgo, ya que en ese sector cualquier pequeña chispa tiene potencial para causar una tragedia.

Tras el aviso, personal del equipo de Manejo del Fuego se hizo presente en el lugar y logró sofocar el foco. Hasta el momento de la publicación de esta nota, no ha trascendido información oficial sobre si se pudo identificar al responsable de la maniobra ni si se labró el acta de infracción correspondiente. El Ministerio de Producción y Ambiente tampoco ha emitido un comunicado explicando qué mecanismos de control posee la cartera en esa área ni por qué no había fiscalización disponible.

Vecinos y trabajadores de la zona de San Pablo ratifican que este tipo de situaciones no es una novedad. Afirman que periódicamente se observan focos de quema en la banquina, casi siempre concentrados en los mismos tramos de la ruta. El panorama se agrava con el antecedente del puesto policial que estaba emplazado cerca de la hostería San Pablo, el cual fue levantado por el Gobierno, dejando el corredor sin ninguna vigilancia interna. Hoy, el único punto de fiscalización que permanece es el del ingreso desde la Ruta 3, pero se encuentra completamente desatendido y sin personal.

La combinación de pastizales secos, el viento característico de la zona y los extensos kilómetros sin presencia estatal transforma cualquier imprudencia en un problema de serias consecuencias. Mientras el Estado no garantice una fiscalización efectiva, escenas de irresponsabilidad como la protagonizada por la Amarok se seguirán replicando sin que exista una herramienta para evitarlas.