“Tengo mucha bronca y mucha tristeza. Se han burlado de nosotros y nos han sumido en la amargura y la vergüenza”, escribió Sonia, una de las jubiladas afectadas por la falta de pago. Su testimonio se viralizó rápidamente y puso rostro humano a un conflicto que ya lleva meses sin respuestas concretas.
La mujer relató que la ausencia de ingresos los obliga a recurrir a sus propios hijos para sobrevivir:
“Tenemos que endeudar a los hijos para poder vivir y pagar nuestros remedios. Si eso no trae amargura, no sé cómo expresarlo”.
Sonia también expresó la vergüenza que siente por la situación límite que atraviesa:
“Toda la vida tratamos de evitar deudas y ahora estamos endeudados hasta el cuello por culpa de los directivos de la Caja de Retiros, Pensiones y Compensadora. Tengo 80 años y no tengo un solo peso para mis necesidades básicas, y si un nieto me pide un paquete de galletas no tengo para comprárselo”.
Con crudeza, describió el dolor emocional que vive día a día:
“Estamos sumidos en la tristeza, con ese nudo que sube a la garganta y lo tragamos para no llorar”.
El mensaje concluyó con un pedido desesperado a las autoridades:
“Por favor, señores políticos, hagan algo. Ayúdennos. Esto no es un juguete, es un calvario. No puedo más”.
Los policías territoriales jubilados denuncian que llevaron su reclamo a la Caja Policial, al Ejecutivo y a la Legislatura, pero no han recibido una respuesta concreta. La Caja argumentó falta de recursos y estableció un cronograma que dejó a este grupo sin fecha de pago definida.
Mientras tanto, el conflicto se agrava: muchos afectados son adultos mayores que dependen de sus haberes para medicación, alimentos y gastos cotidianos.
El testimonio de Sonia no solo expone una situación personal dramática, sino que refleja el sentimiento de una generación que dedicó su vida al servicio público y que hoy se siente abandonada por las instituciones que deberían protegerla.