USHUAIA.- La Casa de Gobierno de Tierra del Fuego, el edificio madre de la administración fueguina, sostiene un ritmo frenético de actividad a diario. Cientos de empleados del funcionalismo circulan por sus pasillos, suben y bajan escaleras, y transitan entre oficinas, conviviendo con una serie de desperfectos que se han ido agravando sin una solución definitiva.
Según pudo constatar este medio, el subsuelo de la sede gubernamental es, sin dudas, el punto más delicado. En este sector se aloja el tablero eléctrico principal, un equipo antiguo rodeado de cables expuestos, suciedad, una notoria presencia de humedad y conexiones con su vida útil vencida.
A esta precaria situación se le suma un detalle que se ha vuelto habitual que son las torres de iluminación, parlantes y otras estructuras utilizadas para los actos oficiales son guardadas en ese mismo espacio, el cual no está preparado para tal fin y termina funcionando como un depósito improvisado.
La realidad indica que el inmueble no cuenta con un sistema de mantenimiento de carácter preventivo. Las revisiones de la instalación se llevan a cabo únicamente cuando se produce un corte de suministro o se detecta una falla puntual en la red. Mientras no existe un desperfecto evidente, el antiguo tablero principal permanece sin intervención.
En la sala de máquinas, el panorama operativo no presenta mejores condiciones. El sistema de calefacción del edificio depende del funcionamiento de dos calderas que se mantienen activas. Sin embargo, una tercera caldera, que explotó hace más de un año, aún no ha sido reemplazada, comprometiendo la eficiencia y seguridad del servicio.
A todos estos problemas operativos se agrega un dato que circula con preocupación entre el personal técnico de la Gobernación y es que la Casa de Gobierno no posee estructura antisísmica. Este punto genera gran inquietud en una provincia donde ya se han registrado movimientos telúricos, lo que expone a la comunidad de trabajadores.
El edificio, a pesar de las falencias detalladas, continúa en uso. Mantiene su actividad diaria con las oficinas abarrotadas, mientras las fallas persisten sin ser solucionadas en el inmueble más importante del Estado provincial.