En términos acumulados, el índice general de precios al consumidor alcanzó un 31,4% interanual y un acumulado de 27,9% en los primeros once meses del año, indicando que el costo de vida sigue en ascenso pese a la desaceleración comparativa de meses previos.
El informe de INDEC destacó que los rubros con mayores aumentos en noviembre fueron vivienda, agua, electricidad y gas, que crecieron con fuerza y potenciaron la presión sobre los presupuestos familiares. En la Patagonia, esta división fue una de las que más subió por encima del promedio regional, reflejando el impacto de mayores costos de servicios esenciales sobre los hogares.
Además, el transporte y los alimentos (categorías con alta incidencia en las canastas de consumo) también registraron incrementos por encima de la media general.
Aunque los datos oficiales de diciembre aún no han sido publicados, diferentes informes sectoriales y relevamientos de precios anticipan nuevas subas significativas a nivel nacional, que inevitablemente se verán reflejadas en la Patagonia y Tierra del Fuego.
Un ejemplo claro es el sector de carnes, donde se proyecta un aumento adicional de alrededor del 10% en los precios durante diciembre, un golpe directo al bolsillo de las familias que ya enfrentan altos costos de la canasta alimentaria. (estimación reflejada en relevamientos del sector cárnico y reportes de consultoras especializadas; datos sectoriales generales corroboran esta tendencia).
Paralelamente, se espera que los servicios de luz y gas registren ajustes relevantes durante el último mes del año, ampliando todavía más la presión sobre los ingresos de los hogares.
En el norte patagónico, donde se encuentra el conglomerado Ushuaia–Río Grande, la inflación de noviembre fue registrada en el 2,3%, ubicándose 0,2 puntos porcentuales por debajo del promedio nacional, pero con rubros clave como la vivienda y energía mostrando aumentos superiores a la media regional.
La combinación de rubros como alimentos, transporte y servicios esenciales hace que, a pesar de que el porcentaje regional sea algo menor al nacional, el impacto en los bolsillos sea percibido con dureza por cientos de familias.
Para quienes viven en Tierra del Fuego y la Patagonia en general, estos índices no son números abstractos: implican que el costo de comprar alimentos, mantener un hogar o transportar a una familia aumentó sostenidamente durante todo el año, y que las proyecciones de diciembre presagian un cierre de año con más presión sobre salarios, jubilaciones y gastos básicos.
Economistas y especialistas coinciden en que mientras no se modere la suba de precios de alimentos clave —como las carnes— y no se estabilicen los costos de los servicios básicos, será difícil que las familias recuperen poder adquisitivo real.