Osef pone en riesgo la vida de Rosana Molinaro

RÍO GRANDE.- La situación de Rosana Molinaro, una fueguina de 59 años, se agravó dramáticamente en las últimas semanas y pone en evidencia el deficiente manejo de prestaciones médicas de alta complejidad por parte de la Obra Social del Estado Fueguino (OSEF). Rosana, quien padece Leucemia Mieloide Crónica (LMC) con dos mutaciones severas (T315l y H396R), se encuentra en su domicilio con reposo absoluto y bajo el cuidado constante de su hija Camila.

Desde hace doce días, la paciente está sin el suministro de su medicamento vital. Esta interrupción se debe a problemas de abastecimiento y, según la denuncia de su familia, a la "mala gestión y falta de respuestas" por parte del ente provincial. La escasez de la medicación Asciminib no solo implica una falta de servicio, sino un potencial abandono de persona.

El tratamiento que Rosana necesita es extremadamente específico y de altísimo costo. La LMC es un tipo de cáncer de la sangre que provoca un crecimiento descontrolado de glóbulos blancos en la médula ósea. En su caso, la medicación cumple una función de vida o muerte. "Ese inhibidor lo que hace es frenar a la médula para que no siga produciendo glóbulos blancos", explicó Camila en su relato. Si la ingesta se suspende o se reduce, su cuerpo entra en una sobreproducción peligrosa que podría desencadenar una crisis. "Su médula entra en crisis, sus órganos empiezan a fallar y de eso no hay retorno", aseveró su hija.

La cronología

Rosana fue diagnosticada con la enfermedad hace tres años, con la confirmación de la LMC el 9 de marzo de 2022, tras una serie de tratamientos iniciales en el CEMEP y su posterior traslado a la ciudad de Buenos Aires para iniciar un plan de acción.

Sin embargo, el panorama se complicó el año pasado cuando la leucemia mutó. La translocación genética que padece Rosana es muy específica y la ubica dentro de un porcentaje minoritario de la población mundial con ese tipo de enfermedades.

Debido a estas mutaciones, el cuerpo de Rosana rechazó los inhibidores generalizados que se suelen utilizar para la LMC, generando graves consecuencias físicas. Fue entonces que su cuerpo requirió el uso del Asciminib, un medicamento de última generación que ha logrado estabilizar su estado de salud, permitiéndole llevar una vida relativamente normal. Rosana debe tomar una dosis alta de diez comprimidos al día, divididos en cinco a la mañana y cinco a la noche, lo que implica un consumo de cinco cajas mensuales de un medicamento que cuesta "muchos millones cada caja".

La joven Camila, en su desesperación, recordó que este no es el primer problema de suministro, ya que hace seis meses habían tenido un conflicto con OSEF que la dejó sin pastillas por "tres o cuatro días", aunque en ese momento se gestionó un envío de emergencia. "La situación de ahora es que mi mamá hace más de diez días que está sin medicación y no hay respuesta", lamentó la joven.

El calvario burocrático y la acusación de desinterés

En su diálogo con la prensa, Camila denunció que las gestiones en la obra social se han convertido en un verdadero calvario burocrático. La joven lleva un mes acercándose a las oficinas de OSEF y a la farmacia en busca de una solución, pero solo encuentra evasivas.

"En farmacia te dicen que no tienen idea, que no saben cuándo va a llegar", relató. En las oficinas centrales, las respuestas son vagas y cargan la responsabilidad en terceros. Le informaron que el desabastecimiento se debe a "cuestiones de decisiones que tomaron los demás arriba" o a conflictos en el pago originados en gestiones anteriores.

La indignación de Camila se centra en la falta de compromiso de los funcionarios. Relató un episodio de la semana pasada en el que una persona de la obra social prometió una llamada que nunca ocurrió. Ante esta situación, Camila se dirigió a la Obra Social y enfrentó a la empleada estatal que la había atendido. Denunció, además, que la encargada de la farmacia también está al tanto de la situación y que, pese a mencionar la posibilidad de un "pedido extraordinario" para traer la medicación, este nunca se concretó. "Ellos juegan a esperar a que el tiempo pase, a ver hasta dónde la persona puede aguantar. La realidad es que no debería ser así", sentenció.

Riesgo de internación y la falla en el sistema paliativo

La falta de Asciminib tiene consecuencias físicas inmediatas para la paciente. Para intentar paliar el faltante, Laura, la médica hematoncóloga de Rosana, se vio obligada a modificar el esquema de dosis. "Ella empieza a reducir dosis para que tengamos más días de pastillas. No es lo ideal porque su cuerpo empieza a sufrir consecuencias", explicó Camila.

Actualmente, a pesar de que Rosana mantiene una dieta extremadamente restrictiva, consumiendo únicamente alimentos hervidos o al horno, su estado de salud comienza a mostrar signos de alerta. Está presentando cuadros de fiebre. Dada la debilidad de su sistema inmunológico, estos episodios pueden derivar en internaciones de alto riesgo.

Camila finalizó su testimonio con una profunda preocupación que excede a su madre. Propuso la idea de formar un grupo de apoyo para pacientes oncológicos de OSEF que también se encuentran sin tratamiento, con el objetivo de realizar un reclamo colectivo. Insistió en la necesidad de que las autoridades y trabajadores asuman su responsabilidad en el cuidado de vidas, destacando que muchos afiliados están luchando en soledad ante la desatención del organismo provincial.