A lo largo y a lo ancho del país, las estaciones de servicio están teniendo problemas para llegar al final del día con combustible suficiente como para satisfacer a la demanda.
Días atrás, la petrolera YPF aumentó hasta 5% sus precios en surtidor, tanto para naftas como para combustible diesel. La suba vino a responder a uno de los problemas habituales que sufre la petrolera cuyo paquete accionario tiene al Estado como principal titular. Y eso es que al sostener el precio más bajo del mercado suele verse abrumada por la demanda y tener que ajustar sus precios para reducir su market share.
El aumento de esta semana, sin embargo, le hizo pocos favores en ese sentido a YPF. Según fuentes del mercado, algunas de las empresas competidoras aprovecharon las subas del 3% al 5% que aplicó la petrolera a su tarifario para responder, de inmediato, con subas del 7% o hasta el 8 por ciento. La brecha de precios, más allá de los aumentos, creció.
El panorama de escasez se ve acentuado, además, por la reacción lógica de los conductores. Según relatan distintos jugadores del mercado, la demanda está muy por encima de lo habitual. Así como en los días previos a las elecciones del domingo pasado los consumidores se abalanzaron a los supermercados y shoppings para adelantar consumo, antes de que un posible cimbronazo electoral eleve los precios, los conductores se lanzaron también a las estaciones de servicio.
En estaciones de servicio de la ciudad de Río Grande, hay faltante de gasoil y en otras de nafta super.