sábado 14 de junio de 2025 - Edición Nº2383

Política | 13 may 2025

Símbolo de austeridad

Murió José “Pepe” Mujica, el ex guerrillero que llegó a presidente y se convirtió en símbolo mundial

Falleció a los 89 años en su chacra de Rincón del Cerro. El histórico líder del Frente Amplio había anunciado en enero que su cáncer de esófago había hecho metástasis. Su vida, marcada por la lucha armada, la cárcel, la humildad y la política, lo convirtió en una figura admirada en el mundo entero.


Murió José “Pepe” Mujica. El ex presidente de Uruguay y referente global de la izquierda falleció este lunes en su chacra de Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo, a los 89 años, tras convivir con un cáncer de esófago que en enero hizo metástasis. Con él se va una de las figuras políticas más singulares y queridas del siglo XXI.

El anuncio lo hizo el presidente uruguayo Yamandú Orsi, su discípulo político:
“Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”.

Hacía ya meses que Mujica había comunicado públicamente su enfermedad, pidiendo privacidad y tiempo para despedirse a su manera: en su chacra, junto a su esposa Lucía Topolansky, sus plantas, su tractor y su histórica perra Manuela, de tres patas. Allí pidió también ser enterrado, en el mismo lugar donde descansan los restos del animal que lo acompañó durante su presidencia.

De guerrillero tupamaro a líder democrático
José Mujica fue muchas cosas: guerrillero del MLN-Tupamaros en los años 60 y 70, preso político durante 14 años en condiciones inhumanas, ministro, legislador y presidente. Su vida fue, como él mismo dijo, “una novela”. Y como tal, tuvo capítulos oscuros, virajes inesperados y un desenlace profundamente humano.

En los años más duros de la represión militar, Mujica fue uno de los llamados “rehenes” del régimen: pasó más de una década en condiciones extremas, aislado, sin colchón, con una salud mental quebrada. “Empecé a hablar con las hormigas”, confesó alguna vez. Solo encontró alivio cuando una psiquiatra autorizó que pudiera leer y escribir.

Tras la recuperación de la democracia, lejos de replegarse, volvió a la política. Se integró al Frente Amplio y fue electo diputado en 1995. En 1999, su Movimiento de Participación Popular (MPP) se convirtió en la fuerza más votada del país, condición que mantuvo por más de dos décadas.

Una presidencia austera y disruptiva
En 2010, Mujica asumió la presidencia del país, aunque nunca dejó su vida de chacarero. Siguió viviendo en su pequeña casa rural, donaba gran parte de su sueldo y usaba su viejo Volkswagen Escarabajo. Se convirtió así en el presidente “más pobre del mundo”, apodo que él mismo rechazaba con ironía.

Durante su mandato, impulsó reformas de impacto global: legalizó la marihuana, promovió el aborto legal y el matrimonio igualitario. También apostó por una transformación energética que colocó a Uruguay como referente en energías renovables. “No soy pobre. Tengo pocas cosas, pero no necesito más para ser feliz”, dijo ante Naciones Unidas, en uno de los discursos más recordados de su carrera internacional.

Últimos años, legado y despedida
En sus últimos años, Mujica se retiró del Senado pero nunca del debate público. Desde su chacra seguía recibiendo líderes internacionales, jóvenes militantes y periodistas. Participó en actos clave, respaldó a Orsi como candidato presidencial y fue una figura clave para el regreso del Frente Amplio al poder en 2024.

Ya enfermo, decidió despedirse del país a su estilo. En enero de este año, dijo en una entrevista con el semanario Búsqueda: “Hasta acá llegué”. Y pidió que no lo molestaran más. Pero no dejaron de visitarlo. Su figura trascendía la política: era parte del alma del Uruguay contemporáneo.

El domingo 11 de mayo, en plenas elecciones departamentales, no pudo ir a votar. Al día siguiente murió, acompañado por su compañera de vida y lucha. Lucía Topolansky, quien compartió con él más de cuatro décadas, dijo: “Estoy con él hasta el final. Eso es lo que le prometí”.

Un símbolo global, un legado nacional
José Mujica se convirtió en un referente internacional por su autenticidad, sus discursos sobre el consumismo, la paz y la libertad, y su estilo de vida austero. Líderes como Barack Obama, el papa Francisco, Noam Chomsky y artistas de todo el mundo destacaron su figura.

En Uruguay, dejó más que un estilo: su espacio político sigue siendo el más votado, su filosofía sigue presente en las nuevas generaciones, y su figura será por siempre parte del relato colectivo del país.

En palabras del periodista Leonardo Haberkorn: “Mujica fue un lúcido decodificador del clima político y de las ilusiones colectivas de la mayoría de sus compatriotas”.

Con su muerte, no solo se despide un expresidente. Se va una era. Pero su legado, como pensó aquella noche de noviembre en la que Orsi fue electo presidente, ya sigue su curso.

"Vivir con lo justo no es pobreza. Es libertad."
— José “Pepe” Mujica (1935–2025)
 

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