

En medio de un clima generalizado de incertidumbre en Tierra del Fuego, la ministra de Salud, Judit Di Giglio, brindó una extensa entrevista en FM La Isla, donde expuso con crudeza el complejo escenario que atraviesa el sistema sanitario fueguino. A la tensión gremial y la crisis económica nacional, se suma una creciente presión sobre el sistema público de salud, que ya atiende a más de 60 mil personas sin cobertura.
Paritarias fragmentadas y conflicto gremial
Consultada sobre el malestar en el sector sanitario, Di Giglio reconoció que el problema no es ajeno al contexto provincial. Explicó que las paritarias de marzo y abril no contaron con la participación del Sindicato de Profesionales (SIPROSA) por no tener personería gremial nacional, lo que generó rechazo a los aumentos otorgados. Aun así, destacó avances como la creación de una mesa técnica con todos los gremios y la implementación reciente de un régimen part-time de 24 horas para facilitar la incorporación de especialistas.
Hospitales tensionados y obras demoradas
La ministra admitió que el Hospital Regional de Río Grande trabaja con ocupación entre el 80% y el 100%, e incluso más en ciertas áreas. Aunque negó una falta generalizada de médicos, reconoció vacancias puntuales como en ginecología. “Tenemos más profesionales que antes, pero con modalidades contractuales distintas. La comparación con planta permanente muchas veces es injusta”, advirtió.
Sobre la infraestructura, anunció que ya está licitada una obra clave para ampliar más de 30 camas y renovar áreas como clínica médica, cirugía y maternidad. No obstante, su inicio se retrasó por cuestiones presupuestarias. “Será financiada con fondos propios y se estima que demorará un año. Se trabajará por sectores para no afectar la atención”, explicó.
Sistema público sobrecargado: sin cobertura ni insumos
Uno de los puntos más alarmantes fue el crecimiento sostenido de personas que se atienden exclusivamente en hospitales públicos. “Pasamos de 47.000 a más de 60.000 en solo seis meses. Ahora el padrón del plan SUMAR ronda los 62.000 y sigue creciendo”, informó Di Giglio. Este incremento se debe a la pérdida de cobertura por parte de trabajadores que abandonaron prepagas o quedaron atrapados en el limbo del monotributo.
“La persona monotributista aporta a una obra social que no tiene presencia en la provincia, por lo que queda excluida del sistema. En casos programados, debe gestionar excepciones para ser atendida”, explicó. Y añadió que, en las urgencias, se brinda asistencia sin barreras, pero el sistema “siempre corre atrás de la demanda”.
Deudas millonarias y gestiones a contrarreloj
Sobre el financiamiento del sistema, Di Giglio reveló que las prepagas están al día, pero las obras sociales sindicales mantienen deudas millonarias. Si bien hubo acercamientos con gremios como la UOM o Camioneros, los pagos son parciales. La situación de OSEF —la obra social provincial— también es crítica: “Entre OSEF y personas sin cobertura suman el 60% de nuestros pacientes”.
Reflexión final: todo está conectado
La ministra cerró su participación con una mirada integral: “La situación social, la pérdida de empleos industriales, la presión sobre el sistema de salud, todo está conectado. Si no cuidamos el empleo, vamos a tensionar aún más el sistema público que ya está en su límite. Hoy hasta puede faltar una almohada para un paciente internado, y eso no es un detalle menor”.