Ratja debía ser operada de tiroides en 2019, pero OSEF le negó durante años la derivación a un especialista, argumentando que cualquier cirujano podía intervenir. Esa demora provocó daños irreversibles en sus cuerdas vocales y una posterior discapacidad. En noviembre de 2024 finalmente fue operada en el Hospital Británico, donde ahora espera una nueva intervención para cerrar una traqueotomía preventiva. Sin embargo, el hospital suspendió la atención a los afiliados por falta de pago por parte de OSEF.

"OSEF dice haber pagado 209 millones, pero el hospital reclama una deuda mayor y no nos atienden. Acá estamos, varados, enfermos, abandonados", relató. A Silvia le depositaron 40 mil pesos para diez días, es decir, 4.000 pesos diarios para cubrir hotel, comida y transporte interno en Buenos Aires para ella y su hijo. “Es una cifra simbólica. Vivo en un hotel gremial barato y gasto más de 70 mil por día. ¿Quién sobrevive así?”, cuestionó.

La afiliada denunció la total falta de sensibilidad del sistema. “La oficina de OSEF en Buenos Aires se enteró del corte de servicios por nosotros, los pacientes. Nadie sabía nada. El nivel de desinformación es indignante”, señaló en FM Provincia.

Ratja apuntó directamente contra la médica auditora que define las prestaciones: “La doctora Bragavín es especialista en estética, pero decide si yo respiro o no. Me negaron estudios y derivaciones que luego la Justicia ordenó realizar. ¿Por qué todo se resuelve con amparos si ya está escrito en la ley?”.

Actualmente, OSEF destina más de 160 millones de pesos a su estructura de 57 plantas políticas, mientras sus afiliados deben litigar para acceder a derechos básicos. “¿Para qué están esas estructuras si no garantizan ni lo mínimo a los pacientes en situación vulnerable?”, se preguntó Silvia.

“Yo ya estoy devastada emocional y económicamente. Pero hay gente peor. Gente sola, sin contención, sin recursos, que duerme donde puede, esperando atención. Somos rehenes de una obra social que nos maltrata hace 20 años”, denunció entre lágrimas.

Ratja pidió públicamente la resolución inmediata del conflicto con el Hospital Británico para poder ser operada y regresar a su hogar. Mientras tanto, sigue resistiendo con lo poco que tiene y con la voz que aún le queda.