

RÍO GRANDE.– Un nuevo episodio de violencia sacudió a la comunidad fueguina. Agustín Dunezat, un joven que trabaja como chofer de Uber, fue víctima de un violento ataque por parte de un grupo de pasajeros el sábado por la mañana, cuando se encontraba en calle Sarmiento y D’Agostini, a la espera de iniciar un viaje. El ataque ocurrió antes de que pudiera comenzar el trayecto y le provocó una herida cortante en la cabeza, por la que debió ser trasladado al hospital.
Según su testimonio, Agustín ni siquiera había activado el viaje en la aplicación. Estaba aguardando que los ocupantes terminaran de subir al vehículo. “Subieron primero una chica adelante y un hombre atrás. Luego llegaron otras dos personas. Una de ellas llevaba un vaso grande, escuchaba el hielo adentro. Le pedí que por favor no subiera con eso o que lo tirara”, explicó en FM del Pueblo.
La situación se tornó tensa cuando el contenido del vaso fue derramado adrede en la puerta del auto. Dunezat intentó cancelar el viaje, lo que provocó una reacción violenta del pasajero que se encontraba en el asiento trasero. “Cuando me di vuelta, me pegó en la cabeza con un objeto. Perdí la conciencia por unos segundos. Creo que fue con una caja de perfume que apareció en el piso y no era mía”, relató.
“Lo que más me dolió fue que no les importó nada. Me golpearon solo por pedir respeto por el vehículo que uso para trabajar”, señaló.
Herido, con la cabeza sangrando y en estado de shock, Agustín logró poner en marcha el vehículo y alejarse. “No sabía si me iba a pegar otra vez. Temblaba entero. Cuando llamé al 107 solo pude decir que estaba sangrando y no sabía de qué magnitud era la herida”, recordó. Fue atendido por personal médico que lo trasladó al hospital, donde recibió tres puntos de sutura.
En el interior del vehículo quedaron manchas de sangre, restos de bebida y el objeto con el que fue atacado. Según la descripción brindada, se trataba de dos mujeres (ambas con cabello rubio teñido) y dos hombres de contextura grande. El conductor no llegó a registrar el viaje en la app, por lo que no quedaron datos oficiales del traslado.
“Podrían haberme matado y a nadie le hubiera importado. Ni siquiera intentaron ayudarme”, expresó conmovido.
Agustín también compartió lo difícil que fue contarle lo ocurrido a su madre, quien le presta el vehículo para poder trabajar. “No le quise decir nada por teléfono. Solo quería llegar a casa y que viera que estaba vivo”, dijo.
El caso fue denunciado y la Policía inició una investigación para intentar identificar a los agresores. Hasta el momento no hay detenidos.
El hecho generó preocupación entre quienes se desempeñan como choferes de aplicaciones, ante la falta de medidas de seguridad frente a situaciones de este tipo. “Trabajo hace nueve meses. Nunca me había pasado algo así. Esto no puede volver a ocurrir”, concluyó Dunezat.