

En una nueva intervención pública cargada de contenido político y simbólico, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se dirigió a la militancia peronista desde su domicilio en la calle San José 1111, en el barrio porteño de Constitución. Acompañada por una masiva movilización en Plaza de Mayo —liderada por La Cámpora y diversas agrupaciones afines—, Cristina ofreció un mensaje en el que denunció persecución judicial, criticó con dureza la política económica actual y volvió a levantar la consigna del regreso.
“Vamos a volver con más sabiduría, con más unidad y con más fuerza. Desde la trinchera que sea, voy a estar junto a ustedes”, aseguró con tono firme y emotivo.
Fernández de Kirchner fue especialmente crítica con la gestión económica del Gobierno nacional. Describió el modelo como “inviable” y “sostenido artificialmente por el poder concentrado y un aparato judicial que opera como escudo político”. En particular, cuestionó al ministro de Economía, Luis Caputo, a quien acusó de “alquilar dólares para simular reservas” mientras la población recurre a tarjetas de crédito para comprar alimentos básicos.
“¿Cómo se puede sostener un país donde conviene más importar que producir?”, se preguntó. Y advirtió: “Este modelo no es nuevo, y tampoco es eterno: tiene fecha de vencimiento como el yogur”.
Durante su mensaje, Cristina vinculó directamente su prisión domiciliaria y su inhabilitación electoral con una estrategia para apartarla de la contienda política. “Si estoy acabada, ¿por qué no me dejan competir? Porque saben que pierden”, dijo. Y fue más allá: “Pueden encerrarme a mí, pero no van a poder encerrar al pueblo argentino”.
También criticó duramente el andamiaje judicial que, según afirmó, sigue vigente con decretos como el DNU 70, al que calificó como “una deformación constitucional”.
La expresidenta reivindicó los logros de su gestión y recordó los años de gobierno kirchnerista como un tiempo en que “los trabajadores podían ahorrar, los chicos comían bien y las familias vivían sin endeudarse”. Según sostuvo, lo que está en disputa no es una figura política, sino un modelo de país.
“Ese país no fue una fantasía. Lo construimos durante más de una década y lo entregamos sin deuda. Hoy lo destruyeron”, lamentó.
El cierre del discurso tuvo un fuerte contenido emocional y político. Cristina convocó a la militancia a reorganizarse, a resistir pacíficamente y a defender la democracia. “Lo que más me emocionó fue volver a escucharlos cantar ‘vamos a volver’”, dijo. Y concluyó: “Tenemos algo que ellos no podrán comprar nunca: tenemos pueblo, tenemos memoria, tenemos patria. Lo vamos a volver a hacer. Los pueblos siempre vuelven”.