lunes 14 de julio de 2025 - Edición Nº2413

Generales | 25 jun 2025

Base Naval Ushuaia

“Firmá o quedás afuera”: El negocio de los pagarés en blanco

Mientras la Base Naval Ushuaia se convertía en escenario de promesas de estabilidad y servicio a la patria para los jóvenes ingresantes como tropa voluntaria, en paralelo se montaba un circuito de extorsión sostenido por personal de mando que supo transformar la necesidad y el desconocimiento en un negocio personal.


Segunda parte: El circuito del dinero y la coacción a los ingresantes

Según testimonios y material al que accedió este medio, la maniobra incluía la firma obligada de pagarés en blanco por parte de los aspirantes, quienes eran advertidos de que, sin esa firma, no recibirían su uniforme ni podrían continuar con el proceso de incorporación. Bajo presión, y sin conocer en profundidad sus derechos ni el reglamento interno, los jóvenes aceptaban sin opción.

El circuito era perversamente simple: el grupo responsable “gestionaba” un kit de uniforme a un proveedor único –sin ofrecer alternativas ni permitir compras particulares, como sí se permite al resto del personal militar– y les informaba que su costo superaba ampliamente el valor de mercado. Este monto, que debía superar los $800.000 por cada uniformado, era exigido en un solo pago y en efectivo.

Domicilio donde debian dirigisse los ingresantes

 

“Firmaban pagarés en blanco, sin saber siquiera el monto”

La entrega del uniforme y la firma de los pagarés se realizaba en el interior del Batallón de Infantería de Marina Nº 4 (BIM 4), con el conocimiento de superiores jerárquicos. La “cara visible” del procedimiento, según el relato de la fuente, era un Suboficial Primero, aunque varios Capitanes de Fragata estaban al tanto o directamente involucrados.

“Se les informaba que el uniforme ya estaba listo, y que debían firmar un pagaré como garantía. Muchos ni sabían qué firmaban. A todos se les advertía que, si no pagaban, quedarían afuera”, relató un informante directo del caso.

Una vez firmado el pagaré, los jóvenes eran citados en civil a un domicilio fuera de la base, donde entregaban el dinero en mano y recibían la devolución del pagaré. Esta instancia, completamente irregular y sin respaldo administrativo, exigía que los voluntarios retiraran grandes sumas en efectivo del banco, arriesgando su seguridad y exponiéndolos a un mecanismo completamente opaco, sin factura, sin recibo y sin trazabilidad alguna.

“¿Por qué en un domicilio fuera de la base? ¿Por qué en efectivo? ¿Por qué no se emite ningún comprobante? ¿Qué pasa con el excedente entre lo cobrado y el valor real del uniforme?”, se preguntan voces dentro y fuera de la institución. Todo indica que la diferencia se reparte entre los responsables de la operación.

Un esquema que se repite y se sostiene en la impunidad

Esta no es la primera vez que se denuncia una operatoria de este tipo en la base. Según pudo saber este medio, el mismo esquema ya se había implementado en la incorporación del año 2024, dejando como resultado decenas de pagarés firmados bajo presión y una ganancia estimada de más de 30 millones de pesos por incorporación.

A pesar de las pruebas, audios, imágenes y testimonios que circulan entre familiares y allegados de los aspirantes, ninguna autoridad de la Armada ha iniciado una investigación interna ni emitido una respuesta oficial.

Mientras tanto, los jóvenes voluntarios que decidieron apostar por un proyecto de vida en la Armada Argentina, comienzan su camino en la institución marcados por la desconfianza, el miedo y la deuda impuesta por quienes deberían ser ejemplo de honor y compromiso institucional.

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