

Conforme al reporte diario del sistema que publica Enargas, se observa que la demanda prioritaria está por encima del promedio debido a las bajas temperaturas, por lo que se deberá priorizar el suministro para el uso doméstico, hospitales, escuelas, y otros servicios críticos.
El pronóstico emitido por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó que la ola polar permanecerá hasta el lunes 7 de julio dado que las temperaturas oscilarán entre los 2 y los 14 grados.
Demanda récord: el consumo residencial subió un 25 % respecto al invierno pasado, debido al frío extremo.
Infraestructura insuficiente: redes colapsadas, gasoductos operando al 70 % de capacidad y falta de inversiones en ampliaciones claves como el Gasoducto Néstor Kirchner.
Fallos técnicos: plantas clave en Vaca Muerta (La Calera, Aguada Pichana) redujeron aportes, deteriorando aún más el sistema.
Medidas de emergencia: Enargas activó un comité, priorizando hogares, hospitales y escuelas, y restringiendo el suministro a industrias y estaciones de GNC.
Venta de GNC suspendida durante al menos 24 h en múltiples provincias, también se suspendieron cortes a industrias con contratos “interrumpibles”.
En el AMBA, cerca de 100.000 usuarios quedaron sin luz debido a la tensión en las usinas que cambian de gas a combustibles.
Las restricciones se extendieron también a exportaciones a Chile, limitándolas para proteger el mercado doméstico.
Empresas industriales (textiles, bebidas, madereras, cerámicas) con contratos “interrumpibles” enfrentan cortes que les impiden operar.
Estaciones de GNC, incluso con contratos “firme”, dejaron de vender, provocando un impacto directo en movilidades alternativas.
Según la Cámara de Expendedores, la red no soporta la demanda y faltaron inversiones en gasoductos clave.
González (Cámara de GNC): el problema es de transporte e infraestructura, no de producción .
Se esperan más buques de GNL a Escobar para aliviar el desbalance.
Argentina también negocia importaciones de gas con Bolivia, Chile, recuperando acuerdos interrumpidos.
La crisis expone una década de tarifas congeladas, falta de señal de precio y déficit de inversión, que arrastran la infraestructura hacia el colapso.
La crisis de gas por la ola polar no es solo un incidente climático: evidencia el colapso de un sistema infraestructural clave. Hogares se enfrentan al frío sin garantías, industrias abandonan la producción y el transporte alternativo queda en jaque.
Mientras la nación ruega por frío menos intenso, el desafío es mayor: inversiones sostenidas en redes, finalización de gasoductos, importaciones coordinadas y reparación de plantas para evitar que esta crisis se repita año tras año.