

La suspensión del expendio de Gas Natural Comprimido (GNC) comenzó el miércoles al mediodía y fue extendida hasta este viernes, principalmente en Mendoza, Córdoba, San Luis, San Juan, La Plata y el interior bonaerense. En cambio, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) no se vio afectada gracias a que el 98% de sus estaciones de servicio tienen contratos firmes con los distribuidores.
En las regiones afectadas, las estaciones con contratos interrumpibles deben cortar el suministro ante picos de demanda domiciliaria, según lo dispuesto por ENARGAS, AMENA y CECHA.
El problema no solo afecta al GNC. En ciudades como Salta, Jujuy y Mar del Plata, vecinos reportaron fallas en el suministro residencial. El intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, explicó que la situación se originó por una caída crítica de presión en los gasoductos, y que fue necesario activar el Comité de Crisis municipal.
“Recibí llamados de vecinos y hasta de un hospital. Decidimos bajar el consumo: cortamos gas en estaciones, shoppings, gastronomía e industrias para preservar el abastecimiento domiciliario”, relató.
Montenegro aclaró que la presión del gas cayó de los habituales 70 a apenas 30, lo que complicó el normal funcionamiento del sistema. Aunque aseguró que “la situación se está normalizando”, la recuperación del servicio no es automática en los lugares donde hubo cortes.
Desde la Cámara de Expendedores de GNC, Dalmiro Saux explicó que el problema no está en la producción de gas, sino en la infraestructura de transporte.
“El pico de consumo domiciliario explotó y no tenemos capacidad suficiente para transportar el gas. Gas hay, pero no cómo llevarlo”, remarcó.
Agregó que se espera una mejora hacia el fin de semana, con la caída de la demanda.
Frente al colapso del gas natural, el Gas Licuado de Petróleo (GLP) en garrafas se convirtió en una solución de emergencia para millones de hogares. Desde CEGLA (Cámara de Empresas Argentinas de Gas Licuado) informaron que las empresas trabajan a máxima capacidad para sostener el abastecimiento.
El frío extremo ha generado caños congelados y cortes programados en industrias, lo que disparó la demanda de garrafas, especialmente en zonas rurales, barrios sin red de gas y localidades del interior.
Las empresas desplegaron un operativo logístico extraordinario, coordinando con provincias y municipios para reforzar la distribución tanto a nivel domiciliario como industrial.
Según el Censo Nacional 2022, el 46,3% de los hogares argentinos dependen de garrafas o cilindros como principal fuente de energía para cocinar y calefaccionarse.
La situación vuelve a poner en evidencia las limitaciones estructurales del sistema energético argentino, sobre todo en transporte y distribución. Si bien el país tiene producción suficiente de gas, las redes no logran sostener el suministro cuando las temperaturas extremas disparan la demanda.
La falta de previsión y obras estratégicas, sumada al desfasaje entre producción y consumo, generan un cóctel crítico cada vez que el clima se vuelve extremo.
En medio de la ola polar, miles de familias, comercios e industrias del país enfrentan restricciones energéticas que reflejan una crisis de infraestructura que no da abasto.