

Por: Ramón Taborda Strusiat
Río Grande.- La historia de Mario Ferreyra en Río Grande es la de una vida dedicada al desarrollo y la transformación. Tras graduarse como ingeniero químico y en petróleo, llegó a la ciudad el 17 de enero de 1980, con apenas 30 años, para iniciar su carrera en YPF.
Allí, su trabajo como ingeniero de proceso, encargado del transporte y almacenamiento de petróleo y gas, lo conectó rápidamente con la realidad energética de la región. Durante
Sin embargo, el impacto de Ferreyra trascendería el sector petrolero. En diciembre de 1983 dio un giro hacia la función pública, asumiendo como secretario de Obras Públicas de
Tras un período como concejal en 1986, donde impulsó ordenanzas como la creación del Parque Combatiente de Islas Malvinas, regresó a
1987 y 1988.
De la política al legado educativo
La trayectoria de Mario Ferreyra no se limitó a la gestión ejecutiva. Como concejal, también promovió el reconocimiento a los Caídos en Malvinas, una iniciativa que, según recordó, buscaba honrar el valor de los soldados más allá de las decisiones políticas de la época.
Su compromiso político lo llevó a ser Convencional Constituyente de
No obstante, uno de los legados más significativos de Mario Ferreyra es su contribución a la educación superior en la provincia. En
a licenciaturas e ingenierías plenas. Fue Director hasta 1998 y luego Decano hasta la actualidad, enfrentando desafíos y expandiendo la oferta académica con carreras como Ingeniería Química, Ingeniería Pesquera, Ingeniería Electromecánica y colaboraciones en Derecho, Contador Público y Psicología en colaboración con
La adquisición y adaptación del Offen Plaza en 1996 para albergar la creciente demanda estudiantil, fue otro gran logro bajo su gestión. A la fecha,
unos 2.300 profesionales, entre ingenieros, licenciados y técnicos, un testimonio de su visión.
A sus 76 años, Mario Ferreyra reflexiona sobre una vida profundamente arraigada en Río Grande junto a su esposa, Isabel. Estimó haber contribuido a la creación de empleo para alrededor de 1.500 personas y sigue activo en temas de ciencia y tecnología a nivel nacional, enseñando sobre nuevas energías.
Mirando al futuro de la ciudad en su 104º aniversario, Ferreyra insiste en la urgencia de un puerto en Río Grande y una mejor infraestructura energética, abogando por el aprovechamiento del potencial provincial en energía térmica, eólica y fotovoltaica.
Su vida es un claro ejemplo de que la dedicación individual puede moldear el destino de toda una comunidad.
Fuente: Diario El Sureño.