

En un rincón de la ciudad, lejos del ruido político y de las pantallas que monopolizan la atención, una organización lucha en silencio para no apagar su fuego. Literalmente. El Centro de Autoayuda a Pacientes Oncológicos (CAPO), una institución que asiste y acompaña a personas en tratamiento contra el cáncer, enfrenta un dilema tan cruel como inaceptable: si paga la calefacción, no puede ayudar a sus pacientes.
“El mes pasado juntamos 188 mil pesos con las ferias, pero la boleta de gas fue de 177 mil”, contó con angustia Hilda Linares, secretaria de la organización, en el programa “Un gran día” de Radio Fueguina. El cálculo es simple: lo que entra se va en servicios, y lo que falta se traduce en frío y en desesperación.
CAPO contiene actualmente a unos 70 pacientes, pero son cerca de 30 los que reciben ayuda directa. ¿El motivo? Muchos ya no pueden costear ni los medicamentos básicos, otros se ven obligados a elegir entre comprar comida o pagar una receta. “He visto personas que tienen que elegir qué medicamento tomar. Eso no puede pasar, pero está pasando”, lamentó Linares.
La organización no recibe apoyo estatal directo. Su sustento son las ferias solidarias, las mermeladas caseras, las rifas, el trabajo hormiga de quienes no se rinden. Pero la realidad ya no perdona ni el esfuerzo.
“Estamos intentando pagar el gas para poder seguir funcionando. Los pacientes necesitan un lugar cálido para enfrentar sus tratamientos. No podemos cortar la calefacción, no se puede seguir así.”
El espacio de CAPO no es sólo un centro: es un refugio emocional. Allí se brindan contención, talleres, escucha y calor humano. Pero sin fondos, sin subsidios ni asistencia, la calefacción también se convierte en un privilegio.
Desde la organización anunciaron que en septiembre realizarán un bingo solidario y que ya comenzaron a recibir donaciones de premios. Piden a la comunidad colaboración: desde alimentos hasta artículos de limpieza, desde una prenda para la feria hasta un aporte para pagar las cuentas.
“No pedimos por nosotros. Pedimos por los que no pueden hablar. Por los que luchan todos los días con una enfermedad y ahora también con la pobreza”, resumió Linares, con la voz quebrada.
En una Argentina donde la salud se discute en despachos y se desfinancia en los hechos, CAPO representa lo más noble de la sociedad: la solidaridad entre vecinos cuando el Estado no alcanza. Pero incluso esa red empieza a tensarse.
Quienes quieran colaborar con CAPO pueden comunicarse a través de sus redes sociales o acercarse directamente a la sede de la organización. Cada ayuda, por mínima que parezca, puede ser el alivio para alguien que está peleando por su vida.
Fuente: Entrevista de RADIO FUEGUINA