

La respuesta se da tras los cuestionamientos de sectores gremiales, que volvieron a rechazar decisiones tomadas sin su participación.
“Un cargo nunca debe ser a cualquier precio”, expresa el documento difundido este jueves, donde se defiende la necesidad de garantizar una conducción “con capacidad técnica, idoneidad y compromiso ético”, y se desliza una crítica directa hacia quienes, según el texto, “consideran que solo por pertenecer a una estructura gremial pueden arrogarse el derecho de conducir el destino de la salud de todas y todos los trabajadores”.
La respuesta pública de la obra social se suma a una serie de pronunciamientos institucionales que buscan ordenar una discusión que ya lleva meses. Sin embargo, la crisis de OSEF continúa sin resolverse, con fuertes reclamos de afiliadas y afiliados por demoras en prestaciones, deuda con prestadores, falta de cobertura de medicamentos y nula respuesta estructural.
Los sindicatos han sido críticos con la gestión del organismo, especialmente tras la salida del anterior presidente, Fabián Pilichi. Reclaman que no fueron consultados en el nuevo nombramiento, y que el Gobierno insiste en avanzar en decisiones sin consensuar con los trabajadores, a pesar de tratarse de una obra social solidaria y tripartita.
Sin nombrar directamente a ningún actor, el comunicado de OSEF advierte que la transformación del organismo “no se puede construir desde el sectarismo ni la especulación política”, y que la conducción no debe verse como un “botín de guerra ni un espacio de privilegio”. La frase marca una posición institucional frente a las crecientes tensiones, pero también expone las dificultades para alcanzar una salida de fondo.
Mientras tanto, los problemas que afectan a los afiliados persisten. La obra social estatal continúa siendo señalada por la falta de turnos médicos, escasez de tratamientos disponibles, incumplimientos con proveedores y un sistema que, según los propios trabajadores, está colapsado.
La designación de Cerrudo como nuevo presidente abre una nueva etapa de gestión, pero los desafíos siguen siendo los mismos: ordenar financieramente la institución, garantizar el acceso a la salud, y recuperar la confianza de quienes sostienen el sistema con sus aportes.