Desde una habitación del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez en Buenos Aires, la familia de Augusto, un niño de 5 años de Río Grande, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su vida: su hijo, que ya había vencido la leucemia, volvió a ser diagnosticado con la enfermedad. La urgencia del cuadro los obligó a viajar de inmediato a la capital del país. Pero lo más doloroso no vino solo por la salud de su hijo, sino por la ausencia total de apoyo de la obra social SMATA.

"Nos dijeron que no podían darnos respuesta. Compramos los pasajes por nuestra cuenta y viajamos de urgencia", contaron Matías y Federica, los padres de Augusto. Desde el 5 de agosto, el niño está internado en la Unidad 9 del hospital, mientras su familia intenta enfrentar no solo el dolor del diagnóstico, sino también una realidad administrativa y económica devastadora.

“El hospital solo permite que uno de nosotros se quede a dormir, y la obra social todavía no nos dio solución para hospedarnos. No tenemos dónde descansar, asearnos o dejar nuestras cosas. Estamos varados”, relataron con angustia.

La denuncia pública no se queda sólo en la impotencia. A través de una carta cargada de emoción y publicada en redes sociales, la familia lanzó un pedido solidario a la comunidad fueguina: necesitan ayuda para afrontar los gastos más urgentes de esta nueva etapa, desde una cama para pasar la noche hasta un plato de comida.

“La burocracia nos está negando lo básico. Necesitamos un techo para esta noche, comida, transporte, y todo lo que surja mientras peleamos por nuestro hijo”, expresaron.

Para quienes puedan colaborar, los datos para donar son:

• Alias: trote.corto.petiso (a nombre de Matías Leandro Aparicio - Papá)

• Alias: augustotdf (a nombre de Federica Maidana - Mamá)

“Gracias desde el fondo de nuestro corazón por leernos, por compartir y por su apoyo incondicional. No tenemos palabras para agradecer el cariño que siempre nos han dado”, concluye el mensaje firmado por Matías y Federica.

Mientras Augusto se prepara para dar nuevamente la pelea más dura de su vida, su familia se aferra al amor y la solidaridad de quienes los rodean. Una red de corazones que, ante la indiferencia de una obra social ausente, se convierte en su único sostén.