

El “Día del Niño” se celebra en Argentina desde 1960, impulsado por la Cámara Argentina de la Industria del Juguete. Tradicionalmente, se festeja el tercer domingo de agosto, con un fuerte componente comercial, pero también como un momento de unión familiar.
En 2020, el término “Día de las Infancias” fue impulsado por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf). El objetivo: visibilizar la diversidad de experiencias, identidades de género, realidades culturales y situaciones sociales que atraviesan a las niñeces en Argentina. La idea era romper con el enfoque binario y homogéneo que, según especialistas, invisibilizaba a parte de la población infantil.
Mediante decreto, el actual gobierno derogó esa denominación inclusiva y reinstauró “Día del Niño” como nomenclatura oficial. El cambio fue respaldado por la Cámara del Juguete, que argumentó que la frase tradicional es más reconocible y facilita la comunicación comercial y la planificación de campañas.
El vocero presidencial señaló que se busca “volver a un lenguaje claro, sencillo y consensuado” y “unificar criterios en todo el país”.
Organizaciones de derechos humanos, colectivos feministas y de diversidad, así como referentes del ámbito educativo, cuestionaron la medida. Alegan que supone un retroceso simbólico, ya que “Día de las Infancias” no solo era una cuestión de lenguaje, sino una política que reconocía la pluralidad de realidades y promovía la inclusión.
Desde estos sectores se advierte que volver al nombre anterior podría invisibilizar a niños y niñas que no se sienten representados en una categoría única o binaria.
El debate no se limita a una cuestión de palabras. Expone la tensión entre preservar tradiciones arraigadas y adoptar cambios que reconozcan la diversidad social contemporánea. Para muchos, la denominación es un símbolo de la Argentina que se quiere construir: una que puede honrar sus costumbres sin dejar de lado la amplitud y complejidad de sus realidades.