

Durante las últimas semanas, Tierra del Fuego ha experimentado un aumento incesante de los combustibles. Según informa InfoFueguina, los precios subieron por tercera vez en menos de dos semanas.
A comienzos de julio, el litro de nafta Súper superó los $923, luego se elevó por encima de los $1.017, y ahora ronda los $1.032.
En paralelo, los valores del gasoil también aumentaron considerablemente, con el Ultra Diesel situándose entre los $1.206 y más, según el tipo.
Estos incrementos constantes tienen un impacto directo sobre el transporte, la logística y el precio de los productos de consumo masivo. El combustible se convierte en uno de los componentes más significativos en la estructura de costos: transporte de mercadería, insumos, tandas de producción. Cada ajuste -incluso pequeño- contribuye a una escalada generalizada de precios.
Entre las causas:
Actualización mensual del Impuesto a los Combustibles Líquidos, que se traslada automáticamente al surtidor.
Variaciones en el tipo de cambio, el precio del barril internacional y componentes como biocombustibles.
Falta de comunicación efectiva, que deja a la población desinformada hasta que ve el cartel del precio en la estación.
Una baja capacidad predictiva para el consumidor, que debe contemplar estos ajustes en su presupuesto inmediato.
Un clima de incertidumbre económica, con posibles efectos adversos sobre el consumo y el ánimo social frente al avance de la inflación.
La urgencia de una política de contención, ya sea vía subsidios focalizados, comunicación transparente de los aumentos o alivios fiscales en sectores vulnerables.
Tierra del Fuego está atravesando un período crítico en materia de costos energéticos. Los combustibles suben con cada vez más frecuencia, sin aviso, y ese aumento se traslada a todos los productos y servicios.