

Un informe de la consultora Zuban Córdoba y Asociados reveló que la simpática estrella de mar tiene 68,6% de imagen positiva, un número que –según la propia encuesta– supera con creces a cualquier dirigente político del país.
La transmisión científica que dio origen al fenómeno tuvo un alcance superior al 90% de los encuestados:
El 37,3% la vio en vivo,
El 39,7% en resúmenes o recortes,
Y un 16,8% escuchó hablar de ella.
Más allá de su origen en la ciencia, la “Estrella Culona” se transformó en un símbolo de humor colectivo y orgullo nacional, un terreno poco común en tiempos de grieta.
Mientras que la estrella del CONICET conquista adhesiones, los números de la política son mucho menos alentadores:
La desaprobación a la gestión nacional llega al 57,8%.
Más de la mitad de los argentinos se identifica con etiquetas negativas: “anti-mileísmo” (53%) o “anti-kirchnerismo” (49,9%).
En contraste, el meme marino logró algo inusual: generar consenso y simpatía masiva en un país dividido.
Lo que empezó como una simple transmisión científica terminó convertido en un fenómeno cultural. La Estrella Culona trascendió las redes, los memes y las risas: hoy es un símbolo de que, incluso en los momentos más difíciles, los argentinos encuentran formas creativas de compartir algo en común.