

En comunicación con FM Master´s, el médico neonatólogo del Área de Terapia Intensiva Neonatal del Hospital Garrahan, Nicolás Morcillo, expresó su esperanza por la sanción de la ley de emergencia pediátrica en el Senado, que obligará al Gobierno nacional a destinar fondos al hospital, pero al mismo tiempo lamentó que profesionales y trabajadores deban “salir a explicar lo que hacemos” para ser escuchados.
“No deja de ser triste que tengamos que estar festejando la sanción de esta ley. No deja de ser triste que los trabajadores del hospital tengamos que salir a mostrar qué hacemos”, afirmó Morcillo en diálogo con Radio Provincia Ushuaia.
El especialista señaló que la norma aprobada representa “un paso certero” y manifestó su deseo de que no sea vetada. “Esperemos que pueda ejecutarse pronto, porque la situación del hospital así lo requiere. Los profesionales estamos a la espera de una mejora salarial para poder seguir haciendo lo que nos gusta hacer”, subrayó.
Morcillo cuestionó la ausencia de respuestas por parte del Ministerio de Salud. “No tenemos línea directa con absolutamente nadie del Gobierno nacional. El consejo de administración sí mantiene vínculo, pero no hay un diálogo fluido ni siquiera dentro del hospital, entre las autoridades y los trabajadores”, señaló.
Asimismo, criticó que ni el ministro de Salud ni legisladores oficialistas se hayan interiorizado sobre la crisis. “Es triste e impensado que el ministro Lugones no haya visitado el hospital, no se haya informado ni nos haya escuchado”, afirmó.
El neonatólogo remarcó que el Garrahan recibe pacientes de todas las provincias, especialmente casos de alta complejidad. “Algunos creen que puede haber un Garrahan en cada provincia, y eso no sólo es imposible, sino que no tendría sentido. El hospital trata enfermedades poco frecuentes y casos que requieren especialistas únicos en el país”, explicó.
El médico describió parte de su labor cotidiana: “Atendemos bebés enfermos, algunos con diagnósticos prenatales, otros con complicaciones inesperadas al nacer. Recibimos familias que viajan de muy lejos, con todo lo que eso implica. Poder brindarles contención y tratamiento es gratificante y nos llena de orgullo”.
El Garrahan cuenta con unas 500 camas de internación y 132 de terapia intensiva, distribuidas en distintas áreas, lo que lo convierte en un centro único en la región. Sin embargo, la crisis financiera y la fuga de profesionales afectan su funcionamiento.
“Vemos compañeros que deciden alejarse, equipos que se desintegran, y eso deteriora mucho la calidad de atención”, advirtió Morcillo. Y agregó: “Durante años pensamos que el hospital era intocable, que ningún gobierno se atrevería a recortarlo. Hoy nos toca defenderlo”.
Con la voz quebrada, el médico cerró con un mensaje de orgullo y esperanza: “Muchísimo orgullo de poder formar parte y de haber llevado adelante esta lucha. Esperamos que finalmente dé sus frutos, por el hospital y por las familias de nuestros pacientes”.