

La crisis energética que atraviesa la ciudad de Tolhuin sumó un nuevo impacto con consecuencias directas sobre el empleo y la producción. El secadero de turba Yahien, que prestaba servicios a la empresa PSM, cerró sus puertas y despidió a los nueve trabajadores que se desempeñaban en el lugar, luego de más de diez días de cortes de energía eléctrica.
“Hace más de 10 días veníamos con cortes interrumpidos de luz cada seis horas. Los chicos trabajaban seis, descansaban dos o tres, y volvían a empezar. Pero desde el viernes nos quedamos definitivamente sin energía y ya no tenemos ninguna posibilidad de producir”, explicó el propietario del establecimiento.
El empresario reconoció que la decisión de despedir al personal fue “dolorosa” pero inevitable. “No estoy orgulloso de eso, porque atrás hay familias que pusieron mucho esfuerzo. Tirar todo a la basura por la ineficiencia de quienes no supieron prever que un equipo tiene sus límites es una pena enorme”, expresó.
Además, advirtió que las consecuencias de la paralización van más allá del cierre inmediato. Según explicó, los equipos del secadero corren riesgo de destrucción por los cambios bruscos de temperatura y la falta de continuidad en el funcionamiento. “Cuando nos devuelvan la luz, si es que lo hacen, va a costar meses volver a recuperar la producción”, señaló.
El relato estuvo atravesado por la bronca y la resignación. Con un tono crítico, el propietario resumió la situación en una frase que refleja el sentimiento de los trabajadores y la comunidad:
“Han logrado fundir un pueblo en 10 días. Estos muchachos tienen la receta justa para hacerlo”.
El cierre del secadero Yahien deja a nueve familias sin sustento y expone la fragilidad del entramado productivo de Tolhuin frente a la crisis energética que aún no encuentra respuesta.