

El hecho ocurrió alrededor de las 20 horas, cuando una camioneta Toyota Hilux fue atacada a tiros y terminó con múltiples impactos de bala. La magnitud del episodio obligó a la intervención de la División de Servicios Especiales y de la Comisaría Cuarta, que desplegaron armas largas, acordonaron la zona y montaron controles en todos los accesos. La búsqueda de los responsables se centra en una camioneta Amarok blanca, señalada como el vehículo desde donde se habrían efectuado los disparos.
Este violento ataque se produjo apenas tres horas después de que, en Paso de los Libres al 170, una vivienda habitada por una familia gitana recibiera una balacera que, aunque no dejó heridos, ya había encendido las alarmas.
La seguidilla de hechos, con una lluvia de balas que atravesó calles y vehículos, dejó imágenes casi cinematográficas y expuso nuevamente la grave inseguridad que se vive en la Margen Sur, un sector que desde hace tiempo reclama mayor presencia policial y medidas de prevención.
A esta situación se suma la precariedad del propio sistema de seguridad: gran parte de los patrulleros en la ciudad están fuera de servicio por desperfectos mecánicos, y los pocos que aún funcionan lo hacen gracias al esfuerzo de los efectivos, que muchas veces ponen recursos de su bolsillo para poder patrullar. La falta de inversión del Gobierno en equipamiento y logística policial quedó en evidencia en una noche donde la violencia volvió a superar la capacidad de respuesta estatal.