

En contacto con FM Provincia, el dirigente explicó que la mayoría de los negocios de Río Grande factura cada vez menos y que muchos sobreviven a duras penas reduciendo horas laborales, achicando personal o liquidando stock para cubrir sueldos. “El trabajador que tenía ocho horas pasó a trabajar cuatro. La persona que se fue, se despidió con una fiesta porque estaba ociosa. Todo se está achicando: ventas, inversión y potencial de crecimiento”, describió. La caída del consumo se combina con la competencia de la zona franca, que atrae a los clientes con precios más bajos y deja en desventaja a los comercios tradicionales.
A este panorama se suma la presión impositiva. Iglesias señaló que la ARCA embarga automáticamente a los comercios que no pagan tres meses de aportes, mientras que la AREF ofrece moratorias o readecuaciones que resultan insuficientes. “No se le puede cobrar a un muerto. Si el comercio no tiene actividad, tampoco puede cumplir con sus obligaciones”, remarcó.
La Cámara de Comercio expresó su preocupación por la falta de medidas de alivio y advirtió que la situación del sector privado es cada vez más delicada, con riesgo de profundizar la crisis en los próximos meses.