

El trasfondo es complejo: el Merval cayó más de 14% en agosto, el peso se depreció un 6% y los bonos argentinos estuvieron entre los más castigados de los mercados emergentes. A esto se suma una aprobación presidencial en caída, marcada por las denuncias que involucran a Karina Milei y a funcionarios del entorno más cercano.
Según especialistas, los comicios bonaerenses funcionan como un mensaje al mundo financiero. Si el oficialismo logra sostener apoyo, podría haber un respiro temporal en el dólar y en la Bolsa. En cambio, una derrota o un escenario de Parlamento fragmentado amenaza con más volatilidad, tasas altas y pérdida de reservas del Banco Central.
Fortaleza política para Milei: calma relativa en los mercados, con posible baja de la presión cambiaria.
Retroceso oficialista: incertidumbre, suba del dólar y caída de activos financieros.
Estancamiento político: prolongación de la crisis, financiamiento caro y economía real en recesión.
Inflación: cualquier salto cambiario impactará directo en precios.
Crédito: con tasas altas y bancos limitados por las reservas, será aún más difícil acceder a financiamiento.
Incertidumbre: sin un plan económico claro, crece la tendencia a refugiarse en el dólar.
Las elecciones bonaerenses dejaron claro que la economía argentina depende tanto de la política como de los números fiscales. El Presupuesto 2026, el tipo de cambio y las decisiones de inversión estarán atados a lo que Milei logre —o no— sostener en el plano político.
En conclusión, el resultado de hoy no solo define liderazgos: marca también si el país inicia un camino hacia la estabilización o si se hunde más en un escenario de turbulencia económica y social.