

RIO GRANDE.- Dos años después de su cierre, el Centro Infantil Integrado de Río Grande sigue sin reabrir sus puertas. La situación ha dejado a los trabajadores en un estado de incertidumbre, reubicados sin funciones claras y sin una fecha concreta para el fin de las obras. La falta de avance genera dudas sobre la gestión y el destino de los fondos públicos.
El establecimiento cerró sus puertas hace dos años para llevar adelante una obra de refacción que demandaría unos 6 meses. Esa situación comenzó el 15 de septiembre de 2023 y la obra aún no se termina y tampoco existen certezas de avances. La situación dejó a los trabajadores en un limbo laboral. Según el testimonio de una de las empleadas, la semana pasada fueron citados a una reunión donde les informaron que, por órdenes del Gobernador Gustavo Melella, serían reubicados en otros sectores debido a la "demora que lleva la refacción del centro infantil".
La obra acumula retrasos y ha llevado a los empleados a una situación de precariedad laboral. "Estamos yendo de un lado a otro", comentó la trabajadora, describiendo un panorama caótico. "El resto del personal, todos el resto, estamos sin, o sea, solamente estamos cumpliendo horario pero no estamos trabajando con niños".
Cabe recordar que el cierre del Centro Infantil se debió a los reclamos históricos del personal por las malas condiciones edilicias. En respuesta, la administración del gobernador Gustavo Melella cerró el establecimiento el 15 de septiembre de 2023 para llevar adelante las obras, con un presupuesto de $189.000.000 que prometía seguridad y confort para los niños y los trabajadores.
En esa oportunidad, se preveía que las labores estarían terminadas para marzo de 2024. Sin embargo, no solo no se cumplieron los plazos, sino que la obra parece estancada, con serias irregularidades que evidencian la falta de planificación. La empleada relató que en un momento decidieron colocar ventanas fijas, pero el plan falló porque "necesitamos aunque sea que una ventana por sala se abra". Este error generó un retroceso de varios meses en la obra y un "quilombo" con la empresa y los precios.
El caso del Centro Infantil Integrado no solo expone la falta de respuestas para los trabajadores, sino que también intensifica los cuestionamientos sobre el uso de fondos públicos en una obra que, hasta el momento, no muestra ningún avance concreto. La promesa de una refacción que garantizara la seguridad y la confortabilidad se ha convertido en una historia de incumplimientos, dejando a la comunidad y a los trabajadores en una situación de total abandono.