

USHUAIA.- La jornada del viernes fue un caos para los habitantes de esta ciudad. Los vientos intensos, más allá de la molestia, provocaron daños materiales significativos, dejando a cientos de personas sin suministro eléctrico. La caída de cables en varios puntos de la ciudad evidenció la precariedad del sistema de distribución, incapaz de soportar ráfagas que, aunque fuertes, no son inusuales en la provincia. Además de los cortes de luz, se reportaron cientos de voladuras de techos, principalmente en los sectores más altos de la ciudad, así como la caída de árboles, que obstaculizaron calles y representaron un peligro constante para los transeúntes.
El impacto más grave se sintió en el Barrio Peniel, un sector municipal que aún se recupera de un trágico incendio que se cobró la vida de tres niños. En este sector, la combinación de vientos extremos y la vulnerabilidad de las construcciones fue devastadora. Los residentes de Peniel atestiguaron un desastre sin precedentes, con techos de chapa arrancados, casillas destruidas y una marea de materiales sueltos volando por los aires. Esta situación puso en evidencia la necesidad urgente de infraestructura más resiliente y de una planificación urbana que considere los riesgos climáticos inherentes a la zona, que a la fecha, no se ha realizado.
El contraste
La situación contrasta marcadamente con lo que ocurre en Río Grande, en el norte de la provincia, una ciudad que soporta temporales de viento de manera constante sin sufrir los desastres que se vivieron en Ushuaia.
Esta diferencia subraya un problema de gestión y prevención en la capital. Mientras Río Grande cuenta con un plan de acción aceitado y autoridades que responden con agilidad, el temporal en Ushuaia, el viento generó un escenario de emergencia que tomó desprevenida a la población y a los servicios de auxilio, tanto municipales como provinciales. El caos del pasado viernes merece una profunda revisión de las políticas públicas y un replanteo sobre cómo concientizar a la comunidad sobre la acción y prevención ante estos eventos a los que, sin duda, la ciudad está expuesta.