

Tras el veredicto, la defensora Adriana Varisco expuso que la muerte de Villarroel no fue intencional sino el resultado de un desenlace inevitable. “Fue accidental. No hubo intención por parte de Catalina, tampoco por parte de Sofía, de causar la muerte de Villarroel. Fue en un momento de impulso y en propia defensa”, afirmó.
La abogada sostuvo que la víctima ya presentaba lesiones autoinfligidas que lo habían dejado en un estado crítico antes de cualquier intervención. “Villarroel tuvo ocho cortes. Los primeros cortes que fueron autoinfligidos provocaron un ACV y el debilitamiento. Este ACV hizo que hubiera ingreso de sangre al pulmón y, de no mediar asistencia urgente, él iba a morir, el resultado iba a ser el mismo”, explicó.
En esa línea, Varisco agregó: “Al verse acorralado, al ver que Norma estaba muerta y que podía enfrentar un juicio por femicidio, entiendo yo que ante esa desesperación él se cortó el cuello y esto inevitablemente iba a provocarle la muerte”.
Uno de los puntos centrales de la defensa fue la condición de vulnerabilidad de la joven imputada. “Catalina tenía 17 años, es una persona muy vulnerable, que ese día llegaba a contarle a su mamá que estaba embarazada. Tuvo una adolescencia muy traumática y eso fue tenido en cuenta por el tribunal”, subrayó.
Respecto al fallo, la abogada expresó conformidad: “Solicitamos que a Catalina la absuelvan, a Catalina la absolvieron y Catalina hoy está todavía procesando qué es lo que pasó”.
Varisco también describió el difícil tránsito emocional de los acusados: “Ellos no hablan de la muerte de su mamá. Les cuesta mucho asimilar lo que pasó el 3 de febrero, no solo por la muerte de Villarroel, sino por el hecho de llegar y encontrar a su mamá en la forma en la que la encontraron. Eso les provoca mucho dolor y nunca pudieron hacer el duelo porque el papá y el hermano quedaron detenidos”.
Finalmente, concluyó con una frase contundente: “De no haber muerto Villarroel, Villarroel sería hoy el que estaría enfrentando un juicio por femicidio”.