domingo 12 de octubre de 2025 - Edición Nº2503

Generales | 12 oct 2025

Capita fueguina

Ushuaia, 141 años de historia: memoria, identidad y desafíos del extremo austral

11:20 |Ushuaia no es sólo una ciudad: es una idea que el Estado argentino fue construyendo —y reconstruyendo— con el paso del tiempo. Su geografía extrema, su memoria penitenciaria y su reciente explosión demográfica la convierten en un laboratorio viviente de tensiones entre soberanía, identidad y desarrollo sostenible. A la hora de conmemorar sus aniversarios, vale mirar hacia atrás con la mirada crítica del presente.


Orígenes remotos y fundacionales

Antes de que Ushuaia figurara en los mapas oficiales, esas tierras fueron recorridas por los pueblos originarios Yámanas, Haush y Alakalufes, nómades que vivían en estrecho vínculo con el mar, el cambio de estaciones y los bosques del archipiélago.

La presencia europea comenzó a intricarse con las misiones protestantes: en 1869, el reverendo Waite Stirling estableció la primera estación misionera en la caleta que los indígenas llamaban ushuaia, que significa “bahía profunda” o “bahía de fondo” en lengua yámana. Más tarde, en esa misión convivieron españoles, británicos, algunos criollos y comunidades originarias.

El punto de inflexión ocurrió el 12 de octubre de 1884, cuando la expedición de la Armada Argentina al mando del comodoro Augusto Lasserre llegó a Ushuaia y estableció allí una subprefectura, izando la bandera nacional en lugar de la británica que hasta ese momento se mostraba en la misión anglicana. Ese acto simbólico se considera la fundación formal de Ushuaia como presencia institucional argentina.

Para subrayar el carácter estratégico del lugar, en 1885 Ushuaia fue designada capital y asiento de la gobernación de la jurisdicción fueguina. Desde esos años iniciales, el Estado enfrentó la dificultad de poblar un territorio remoto: la distancia, la falta de rutas terrestres y las condiciones climáticas extremas moldearon las primeras decisiones de infraestructura y organización social.

Muy pronto, el modelo penitenciario se convirtió en motor —controvertido pero efectivo— de la estructura inicial del asentamiento. En 1902 se comenzó a instalar el Presidio de Ushuaia, trasladando allí presos de alta peligrosidad (incluyendo, en ocasiones, detenidos políticos) para que trabajaran en el corte de leña, caminos, construcción de edificios y servicios.

A partir de 1911, dicho presidio pasó a ser la Cárcel de Reincidentes de Tierra del Fuego, una institución con talleres, imprenta, carpintería, zapatería, panadería y otros servicios internos.

Paralelamente, la población civil fue llegando de a poco: familias de origen europeo —croatas, españoles, entre otros— comenzaron a instalarse en esa villa penal para proveer servicios o aprovechar terrenos. Incluso algunos presos terminaron radicándose luego de cumplir su condena.

Entre 1902 y 1947, el penal fue uno de los ejes dominantes de la vida urbana. Ese año fue clausurado como cárcel y parte de sus instalaciones fueron absorbidas por la Marina. En los años siguientes, el edificio devino museo y espacio cultural, reinterpretando una memoria histórica compleja y muchas veces dolorosa.

 

Siglos XX y XXI: de crecimiento cauteloso a explosión demográfica

Durante buena parte del siglo XX, Ushuaia creció a un ritmo moderado. Su condición geográfica condicionaba la llegada de recursos, población y servicios. La economía dependía del puerto, la pesca, la ganadería y la presencia estatal.

Un punto de inflexión se produjo con la Ley 19.640 de Promoción Industrial, que estableció beneficios fiscales en la zona para atraer industrias. Esto favoreció la instalación de empresas en la provincia de Tierra del Fuego, impulsando el crecimiento urbano y migraciones internas hacia el sur.

Paralelamente, el turismo comenzó a emerger como motor de la economía. Ya en el siglo XX algunos cruceros hacían escala en Ushuaia, y con el tiempo el destino se fue posicionando como “la puerta de entrada a la Antártida”. En 1933 se registró el primer vuelo comercial hacia Ushuaia, un hecho pionero de conectividad aérea hacia el sur.

El turismo antártico despegó en 1958, cuando partió desde Ushuaia el primer viaje de pasajeros hacia las bases argentinas y extranjeras del continente blanco. Ese mismo año, la Armada realizó el primer vuelo directo sin escalas entre Buenos Aires y la Antártida.

Durante las décadas siguientes, el crecimiento urbano fue acompañado de inversiones en infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria; expansión de barrios; construcción de viviendas y mejoras en conectividad con el resto del país.

Los censos reflejan esa evolución:

  • En 2001, la población de Ushuaia era de 45.785 habitantes.

  • En 2010, ascendió a 56.956.

  • En el Censo 2022, la ciudad alcanzó 82.615 habitantes, un crecimiento del 45 % en doce años.

Ese salto poblacional posiciona a Ushuaia como la ciudad de mayor crecimiento porcentual de Tierra del Fuego entre 2010 y 2022. A nivel provincial, la población pasó de 127.205 a 190.641 habitantes en el mismo período, un aumento del 49,9 %.

Otro dato relevante: gran parte de la fuerza de trabajo proviene de otras ciudades grandes del país. En 1995, por ejemplo, el 74,8 % de la PEA (población económicamente activa) de Ushuaia había sido socializada en urbes de más de 500.000 habitantes.

El crecimiento trae consigo nuevos desafíos: demanda de vivienda, espacio urbano, servicios públicos (agua, gas, cloacas, transporte), gestión ambiental, infraestructura de residuos, límites de suelo y la necesidad de planificar las temporadas altas de turismo.

 

Miradas críticas y desafíos de futuro

Cuando una ciudad se expande rápidamente, crecer no es lo mismo que desarrollarse bien. Para Ushuaia, los retos del futuro son tan complejos como inevitables:

  • Sostenibilidad ambiental: el entorno natural es su recurso más valioso. La presión del turismo masivo, los cruceros y el tránsito vehicular ponen en riesgo bosques, humedales y ecosistemas frágiles.

  • Gestión estacional: la ciudad debe afrontar una demanda turística concentrada en pocos meses, lo que exige infraestructura sobredimensionada y luego costoso mantenimiento.

  • Equidad urbana: el desarrollo no puede limitarse al centro o a los barrios más favorecidos. La planificación debe garantizar vivienda, transporte y servicios a todos los habitantes.

  • Identidad y memoria: el antiguo presidio, hoy museo, simboliza una memoria compleja. Ushuaia debe equilibrar la promoción turística con el respeto a su historia.

  • Diversificación económica: no basta con depender del turismo. Se requieren políticas que fortalezcan la logística antártica, la investigación científica y los servicios tecnológicos.

  • Conectividad y soberanía: su ubicación estratégica demanda mantener rutas terrestres, conexiones aéreas y marítimas seguras y competitivas. Ushuaia es, además, pieza clave del despliegue argentino hacia la Antártida.

 

Mirar al futuro

Al celebrar cada año su fundación, Ushuaia no festeja simplemente el acto formal del 12 de octubre de 1884. Celebra la superposición histórica de pueblos originarios, misioneros, marinos, presos, migrantes y emprendedores.

Cada aniversario convoca no solo al orgullo local, sino a la reflexión colectiva:
¿qué ciudad queremos en 2050?

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