

Mientras Chile acelera la concreción de su primera planta de hidrógeno verde -consta ya un 72 % de avance en obras civiles y llegada de equipos clave-, en Tierra del Fuego los anuncios gubernamentales continúan siendo promesas más que realidades. El contraste entre la infraestructura que se erige en Magallanes y la ausencia de obras tangibles en nuestra provincia revela una brecha preocupante entre discurso y gestión.
El proyecto está ubicado en el Complejo Industrial Cabo Negro, región de Magallanes, bajo la tutela de ENAP.
La obra civil se encuentra en su fase final, con fundaciones prefabricadas instaladas y conexiones a redes de agua, electricidad y gas natural ya en marcha.
Los equipos principales (electrolizador PEM 1 MW, compresor, sistema de almacenamiento) se están fabricando en Belo Horizonte (Brasil) por la firma alemana Neuman & Esser, y algunos ya han arribado.
La planta modular fue diseñada para ser reubicable, lo que le da versatilidad futura.
Se estima que cuando entre en funcionamiento podrá producir 19 kilos de hidrógeno por hora —suficiente para alimentar un bus o camión que recorra 300 km.
La puesta en marcha está proyectada para el primer trimestre de 2026. La Prensa Austral+2Enap+2
Con estos avances, Chile no sólo consolida su liderazgo regional, sino que está construyendo cadenas tecnológicas, capacidades operativas y capital humano especializado en energías limpias.
En contraste, en Tierra del Fuego se repiten los anuncios desde hace años, pero pocos se tradujeron en obras palpables:
En 2022, el gobernador Gustavo Melella recibió a la empresa MMEX Resources Corp., que proyectaba invertir USD 500 millones en un parque eólico y planta de electrólisis en Río Grande para producir 55 toneladas de hidrógeno por día.
Ese proyecto prometía 1.200 puestos de trabajo, con clausulas de desarrollo tecnológico.
En paralelo, el gobierno provincial firmó convenios con Total Energías para explorar energías renovables e hidrógeno, y manifestó públicamente su aspiración de convertir a la provincia en “la primera verde” de Argentina. Gobierno de Tierra del Fuego+1
No obstante, hasta hoy no existe resolución de esos proyectos que avance más allá de estudios, presentaciones y cartas de intención.
El resultado es que, mientras en Chile ya operan equipos, en Tierra del Fuego solo quedan escenarios teóricos y discursos públicos.
Si Chile logra consolidar Magallanes como polo de hidrógeno verde, puede atraer inversiones globales que circularán por rutas marítimas y tecnológicas próximas. Para Tierra del Fuego, perder ese tren implica quedarse fuera de una transición energética que podría generar empleo, industria local y exportaciones.
En el plano político-electoral, la disparidad marcha con el calendario: los fueguinos escuchan promesas, pero no ven transformaciones. Quienes gobiernan deberían saber: anunciar ya no basta, porque el vecino está demostrando que lo verdaderamente transformador se construye con lo que se hace, no con lo que se dice.