“Es poco en realidad, porque yo no perdí a mi hijo por cinco años. Lo perdí para toda la vida”, dijo Natalia al salir de tribunales, reflejando el sentimiento de una familia atravesada por la tragedia.
Durante el juicio, el imputado reconoció que no había dormido lo suficiente antes de emprender el viaje desde Jujuy hacia Ushuaia, y que no recordaba el momento del impacto. Para Natalia, esa falta de descanso fue tan grave como conducir bajo los efectos del alcohol.
“Viajar sin descansar es lo mismo que manejar alcoholizado. Él sabía el riesgo que corría, y aun así siguió manejando”, sostuvo.
La mujer también lamentó la ausencia de un gesto humano por parte del condenado:
“Esperé un pedido de disculpas, pero nunca lo hizo. Ni en el hospital, ni durante el juicio. Nadie de su familia se acercó a ver el daño que causaron. Eso duele tanto como la pérdida”.
El accidente, ocurrido en 2023, dejó a su hijo menor con secuelas emocionales profundas. “Carlos vio morir a su papá y a su hermano en el auto. Estuvo dos horas conmigo hasta que llegaron las asistencias. Desde entonces sigue en tratamiento psicológico”, relató conmovida.
La condena, dictada por el Tribunal de Juicio en lo Criminal del Distrito Judicial Norte, incluyó 10 años de inhabilitación para conducir, en línea con lo solicitado por la querella —representada por los abogados Francisco Giménez y Omar Chávez— y el fiscal Ariel Pinno.
Natalia aseguró que, aunque la sentencia no repara el vacío, espera que sirva para generar conciencia:
“Ojalá este fallo haga pensar a otros. Manejar sin dormir, distraído o apurado puede arruinar vidas en segundos. Nadie merece pasar por lo que nosotros vivimos”.