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Entre las figuras que resultaron beneficiadas por esta política aparece el nombre de Sung Shih Ling (o Shih Ling Sung, conforme al orden de su nombre occidentalizado), un reconocido empresario de origen chino radicado en Ushuaia, cuya actividad principal es el comercio de productos de importación. En el caso particular de su firma, la quita de deuda habría alcanzado guarismos significativamente superiores a los que un ciudadano de a pie podría acumular sin enfrentar de inmediato la suspensión del suministro y la aplicación de los correspondientes recargos e intereses.
La contradicción en la gestión es palmaria. Mientras se aplica una suba de tarifas a los usuarios residenciales y el servicio se interrumpe de manera sistemática, la DPE destina millones de pesos en la adquisición de combustible para sostener el parque de generación. Paralelamente, a ciertos sectores se les regala la energía. Si bien se registraron condonaciones a algunas instituciones religiosas, los montos de estos beneficios son sensiblemente menores y no admiten comparación con las eximiciones otorgadas a determinados actores privados.

Cada litro de combustible que la DPE adquiere, a precios que se consideran exorbitantes, se financia directamente con el esfuerzo y el bolsillo de los contribuyentes fueguinos. En el mismo sentido, cada factura impaga que se resuelve perdonar, termina siendo solventada indirectamente por los usuarios comunes.
La sospecha que se instala en el ámbito público es contundente porque la provisión de energía se ha transformado en un negocio selectivo, donde la carga y el esfuerzo recaen sobre el ciudadano, mientras que la ventaja económica la capitalizan los allegados al poder. Mientras el grueso de la población vive pendiente del próximo apagón, la gestión que encabeza el funcionario Villarreal elige hacer la vista gorda frente a la situación de los grandes deudores del sistema.
 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							